Otras miradas

Qué son las clases medias y por qué son importantes para Podemos

Alberto Tena

Politólogo

Alberto Tena
Politólogo

¿Qué son las clases medias? Llevo casi 8 años de mi vida estudiando diferentes aspectos de lo que se llaman ciencias sociales y aún no tengo claro qué son exactamente las clases medias. Y esta es una pregunta que se vuelve aún más acuciante si atendemos al fondo de los debates que se están llevando a cabo en Podemos de cara a su Vistalegre II.

Consultar Wikipedia aunque no nos asegure conseguir una verdad, por lo menos nos permite acercarnos a lo que es una definición de consenso virtual: "es un grado o estamento de la estratificación de clase social que se aplica a las personas con un nivel socioeconómico medio que se sitúa entre la clase obrera y la clase alta." Una definición donde se juntan conceptos diferentes pero parecidos, para seguir manteniéndonos en la vaga idea de que lo importantes es lo de estar en el medio.

Cuando estudiaba en la facultad de Ciencias Políticas me sucedía lo mismo. Dependiendo del profesor que te tocara se utilizaban distintas maneras de enfocar y tratar de responder a la misma pregunta. Estaban quienes utilizaban únicamente un criterio estadístico y matemático a partir de la renta "de tanto a tanto", medio-altas y medio-bajas si es un poquito más cerca de tanto o más lejos de lo otro, la media y la mediana. Otros, más apasionados y conscientes de la potencialidad del concepto para explicar un objeto político concreto, nos decían que eran el sujeto de una verdadera revolución y la base del progreso de la humanidad, casi parecían dioses, ¡Alabad a las clases medias sin ellas no hay futuro! y los marxistas al fondo de la clase, también conscientes de esa función política y no solo estadística, nos desgañitábamos: "¿pero tienen o no tienen los medios de producción? ¡Contestad!". El lugar que ocupaba cada uno en el proceso de producción de las economías era un linea divisoria tan clara como directamente política, ahí no podían intentar engañarte. Había otros que incluso daban un paso adelante y aseguraban que las clases medias habían sido siempre el último granito de arena que inclinaba la balanza de la historia. Si se despertaban una década un poco más así o un poco más asá todo iba a cambiar, sintetizaban en si mismas la verdadera síntesis de la ciudadanía: libertad material y saber ilustrado.

Luego estaba la gente: "Creo que antes de la crisis yo era clase media, por lo menos llegaba a pagarme la letra del coche y me quedaba algo para irme de vacaciones, ahora todo el dinero que entra, sale" consensuaban mis compañeros del "Caffé Milano" a los que con gesto serio les proponía mi existencial pregunta antes de ponernos a repartir cafeína por el bar a ritmo de Lucio Dalla.

Es posible que las "clases medias" funcionen más bien de otra manera y sea más importante pensarlas en el campo del discurso, de la manera en la colectivamente le damos un sentido a las cosas en nuestra vida cotidiana, que en de la sociología o de la economía. Ha sido la palabra con la que la gente que sabes que toma muchas de las decisiones que nos afectan a todos sin pasar por el parlamento, ha sido capaz siempre de transformar sus intereses particulares para convertirlos en los de todo el planeta (no se si habéis escuchado algo sobre las increíbles "Clases medias Chinas"). Introduciendo dentro de esta palabra el imaginario de progreso de una minoría privilegiada para ofrecérselo al resto del mundo cómo el horizonte estándar, "medio". Por eso mi compañero repartidor de cafeína en taza no veía casi ninguna diferencia entre sus propios intereses y los de Amancio Ortega: buscaban el mismo progreso, valoraban el mismo esfuerzo y los dos sabían que querían vivir mejor. No como el triste sindicalista de Coca-Cola que sólo quiere su dinerito. ¡La falsa conciencia! Gritaban los marxistas al fondo del bar.

Igual el problema es que aunque sea falsa, produce más realidad que ninguna verdadera conciencia. Igual, cómo nos está pasando con muchas otras palabras fundamentales para entender el orden político en el que vivimos, va a resultar que "clases medias" es otro de esos significantes que hay que rellenar cómo si fuese el pavo de la cena de Navidad para no dejárselo al cuñado que lo va a inflar con los confeti de siempre. Disputar esta palabra asumiendo la capacidad que tiene de presentar un horizonte de lo que es alcanzable, para intentar hacerla coincidir con los intereses de quienes llevan perdiendo demasiado tiempo. Porque en definitiva es una de esos significantes que concentra las aspiraciones de progreso personal de la mayoría.

Hay una cosa en que la vieja izquierda sigue teniendo razón, seguimos necesitando un sujeto político revolucionario en el sentido de que tenga su interior la aspiración concreta de cambiar la situación existente por otra mejor. Pero se trata de entender si somos capaces de construirlo, no de encontrarlo ni de imitarlo.  Y para eso debemos ver como funciona la realidad para las personas que existen aquí y ahora en nuestro país, de identificar ahí las aspiraciones de mejora que nos permitan tejer una identidad que propicie el progreso de nuestro país.

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