Otras miradas

Entre restauraciones, progresismos populistas y huelgas antisistema: Presente, memoria e historia desde Argentina (y 3)

María García Yeregui

Profesora e investigadora

María García Yeregui
Profesora e investigadora

El sábado hicieron 40 años que desapareció, en la Escuela de Mecánica de la Armada funcionando como centro clandestino de detención y tortura, el cuerpo abatido de Rodolfo Walsh (sentencia 2011, megacausa ESMA). Escritor, periodista y militante montonero fue tiroteado y secuestrado a 4 cuadras de donde me encuentro (en la esquina del cruce entre las avenidas San Juan y Entre Ríos, en Buenos Aires).

Se dirigía a una cita en la clandestinidad -lo localizaron por información arrancada bajo tortura- para difundir su 'Carta abierta de un escritor a la Junta Militar', escrita el día anterior y que había intentado publicar infructuosamente. En ella, tan solo un año después del golpe, Walsh escribía: "el 1° aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno y discursos oficiales donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades. (...)15 mil desaparecidos, 10 mil presos, 4 mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror (...)han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo (...)complementada con la falta de límite en los métodos (...)Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerrilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad, que perdió el verdugo (...)variadas aplicaciones de la ley de fuga ejecutadas sin piedad y narradas sin pudor (...)revela que estos episodios no son desbordes de algunos centuriones alucinados sino la política misma que ustedes planifican en sus estados mayores (...)Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre marzo y octubre de 1976 en las costas uruguayas (...)se agota la ficción de bandas de derecha (...)la Junta que ustedes presiden no es el fiel de la balanza entre "violencias de distintos signos" ni el árbitro justo entre "dos terrorismos", sino la fuente misma del terror que ha perdido el rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte".

En 1984 el informe de la Comisión de verdad (CONADEP) pudo atestiguar sólo 9 mil denuncias de desapariciones forzadas como consecuencia de tratarse de un trabajo reducido en el tiempo en un contexto de fuertes presiones y miedo, atestiguado no sólo por la desaparición de activistas de las organizaciones que buscaban a los desaparecidos y de abogados que presentaban los habeas corpus o defendían a los presos políticos durante la dictadura, sino constatado también después con los levantamientos militares Carapintadas a lo largo de esa década o, incluso, 20 años después, en 2006, con la 2° desaparición del testigo principal de una de las causas contra represores, Jorge Julio López continúa desaparecido.

La investigación tenía, pues, acotado el objeto, el tiempo y la profundidad, apuntaba como objetivo a la demostración de la falacia de la negación sistemática, de la 'mentira planificada', que se venía repitiendo durante casi una década y que daba lugar a explicaciones macabramente chabacanas como que los desaparecidos estaban de vacaciones en Europa, mientras los pocos sobrevivientes con la valentía para declarar eran pagos y las Madres de Plaza de Mayo seguían siendo "las locas de la plaza".

La investigación tenía como objetivo por tanto la constatación de una verdad suficiente para ver si se realizaba, en función de la misma, el juicio a las Juntas Militares, que finalmente tuvo lugar en 1985.

Así pues, los límites de ese trabajo oficial han sido reconocidos con informaciones anteriores y posteriores. Sin embargo el negacionismo tiene su forma hoy -porque la lucha y el trabajo sin tregua le han obturado otras- en el cuestionamiento del número de los 30 mil desaparecidos. Simbólico en su verdad por no demostrable pero fundamental porque envuelve la dimensión real del plan de exterminio.

Ese negacionismo es la tónica del gobierno macrista. Mientras, sigue subcontratando en los media la constante acusación de casi golpismo a las expresiones masivas en las calles y a las huelgas. Con el trabajo subcontratado, Mauricio y su parienta vuelan al palacio de otro rey europeo, el holandés. Durmiendo, fuera de protocolo, en el palacio de la reina Máxima: hija de unos de los máximos lobbistas de los terratenientes argentinos de la Sociedad Rural, Jorge Zorreguieta, actual miembro del Consejo de Políticas Internacionales para la Agricultura, la Alimentación y el Comercio, con sede en Washington, y que ostentó el cargo de Secretario de Agricultura y Ganadería de la dictadura, nada menos. Por supuesto está involucrado en la represión: directamente imputado en la causa penal por la desaparición de Marta Sierra, trabajadora del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria). Ya se sabe, "dios los cría, ellos -niegan- y se juntan".

El pistoletazo de salida de la actual operación psicológica de "guerra cultural" -una "guerra de clases desplazada" (Zizek)- con "doctrina de shock" (Kleim) incluida, resultó ser el tratamiento mediático de un masivo concierto de rock contracultural, que terminó con 2 muertes por infarto, el del Indio Solari, mítico para las clases populares ("los negros de alma" dicen, como si nada, muchos) desde los años 70.

Las condiciones objetivas articuladas por omisión fueron una masa de 300 mil personas en una ciudad en la que no había una sola persona de organización, abandonada a su suerte -no vi a nadie de organización en km, en ningún momento-; tras el ofrecimiento entusiasta del alcalde macrista: "estamos felices por el evento, es un gran desafío". Con todos los elementos, los guiones desplegados por doquier, en su estridencia parecieran responder a entramados estratégicos ocultos y a juegos subterráneos.

De esta forma, se encendieron las turbinas de la maquinaria preparándose para la semana de la movilización de los "nadies" (Galeano): la palabra caos no dejaba de aparecer en todas las ondas tecnológicas posibles y el victimismo del volteo del gobierno empezó a inundarlas usando la polarización con el kirhcnerismo. Y es que el empleo de un reduccionismo salsero propio de las lógicas palaciegas del bipartidismo electoralista, cuenta con un plus histórico de raigambre identitario argentino: "el anti-peronismo" de clase y raza institucionalista (de boquilla).

Han activado la victimización del imaginario político-histórico de desestabilización y caída de gobiernos no peronistas por la acción de los sindicatos. Se escucha por la televisión que ningún gobierno democráticamente elegido que no fuera peronista ha terminado mandato desde 1928. Dicho así pareciera efectivamente un problema serial.

Sin embargo, cuando bajas a la realidad de la historia argentina del siglo XX te encuentras que desde dicha fecha lo que hubo fueron 6 dictaduras militares, algunas específicamente antiperonistas, el golpe de Perón, los movidos años de los gobiernos radicales de los años 30 -antes de que Perón fuera siquiera Secretario de Trabajo y que nada tienen que ver con el peronismo ni el sindicalismo peronista, que aún no existían-.

Sumando todo eso, nos da de resultado un único gobierno por elección que no siendo peronista, no terminó su mandato sin ser parte de la friolera serial de sucesivos golpes de estado, tan solo uno que sí sufrió muchas huelgas de las centrales obreras pero también presiones de levantamientos militares y del empresariado. Nos referimos al gobierno de Raúl Alfonsín en 1989, que tras la transición democrática y con una coyuntura de hiperinflación de más del 300%, renunció a la presidencia. A éste deberíamos sumarle, siendo justos, al también radical (UCR), De la Rúa, que dejó la presidencia como consecuencia del corralito de diciembre de 2001 después de un año en la Casa Rosada. Con semejante renuncia, no hay nada que añadir.

En estas estrategias, vemos que el uso del pasado y de sus herencias interpretativas se despliega siempre en la más rabiosa actualidad, más cuando las aguas bajan más turbas o se oyen más. El conflicto entre memorias colectivas en construcción hace referencia, nunca sustituye, al conflicto de hoy y, por supuesto, remite al ayer del pasado siglo.

Así, las distorsiones negacionistas de nuevos Ernst Nolte -la querella de los historiadores alemanes- en España, como M. Álvarez Tardío y R. Villa García, acaban, sin ser lo mismo, en el mismo apunte, en el denominador común de la ‘causa última’, la nuclear, de la violencia política, de las masacres administradas, que señalaba la llamada "teoría de los dos demonios" del prólogo del Informe "Nunca Más" de la Comisión de Verdad argentina: los exterminios planificados de los poderes militares estatales que los ejecutan tienen como 'causa originaria' las izquierdas, estén en el gobierno o en la clandestinidad, en casos y circunstancias bien distintos.

Sábato escribía en dicho prólogo: "a los delitos de los terroristas, las Fuerzas Armadas respondieron con un terrorismo infinitamente peor que el combatido". Por su parte, Ansón no reconoce que fuera peor el terror(ismo) del aparato de guerra franquista ni el de los años de dictadura -faltaría más, para eso hubo una guerra regular con política de exterminio en retaguardia que ganaron, 40 años de victoria a fuego y una transición lampedusiana-. Pero está más que gustoso con sus "Noltes" particulares ya que ahora siente que la objetividad vuelve a sus dueños y exclama, mientras los tribunales condenan a cárcel por chistes sobre el asesinato de Carrero Blanco: "La República excluyente (...)condujo a la sociedad española al enfrentamiento armado".

Y todo vuelve a "su orden", porque como explicaba Walsh: "Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia (...)Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas."

Pero a casi un mes de los 40 años en los que las Madres se organizaron para "poner el cuerpo" en la Plaza de Mayo reclamando la "aparición con vida" de sus hijos desaparecidos, por lo que a muchas les fue arrebatada también la suya.

En el Día Nacional de la Memoria: el 41° aniversario del último golpe cívico-militar de la historia de Argentina, este 24 de marzo, más de 600.000 personas, la mayoría organizadas social y políticamente, junto con los organismos de derechos humanos, tomaron de nuevo la Avenida de Mayo hasta la Plaza, culminando 3 semanas de movilizaciones masivas: el miércoles tuvo lugar otra gran marcha federal docente donde otra vez más 100mil docentes exigieron la apertura de negociación salarial a nivel nacional y no divididas por provincias, la huelga sigue esta semana en 17 provincias del país. Hoy de nuevo hay manifestación de las centrales sindicales y los movimientos sociales.

La manifestación "hizo presentes" -"ahora y siempre"- a los 30 mil compañeros detenidos-desaparecidos, a los presos políticos, a los fusilados, a los torturados, a los exiliados; también a los explotados y a los desposeídos -por y para que otros "amasen las fortunas, se carguen los bolsillos" (Indio Solari).

Decía Walsh en su Carta abierta: "estos hechos que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo (...) las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada".

En el discurso de cierre en Plaza de Mayo lo citaron haciendo un ejercicio de memoria reflexiva, dialéctica, estableciendo un hilo conductor con "la pobreza planificada" del hoy y señalando la continuidad del entramado civil: "se ejecutó un plan sistemático de exterminio y empobrecimiento del país (...)entre las empresas responsables de ese plan de exterminio denunciamos a la Sociedad Rural Argentina, la azucarera Ledesma, Ford, Fiat, Mercedes Benz (...) y muchas más, eran los empresarios del terrorismo de estado".

La multitud, su presencia y sus palabras hicieron presentes las luchas: las razones políticas por las que fueron desaparecidos, encarcelados, asesinados, torturados y exiliados. Exigiendo, una vez más, el deseo de repudio, infinito en el tiempo, al terrorismo de estado: "Nunca Más" a un plan de eliminación sistemática de personas como el que se ejecutó durante el autodenominado "Proceso de Reorganización Nacional" (1976-1983).

No olvidemos, un plan realizado a partir de la concepción de la doctrina de la "Seguridad Nacional" y el "enemigo interno", con la instrucción en técnicas de la denominada "guerra sucia" aprendidas de las prácticas del ejército colonial francés en Argelia y de la Escuela de las Américas de los EEUU. Un sistema desaparecedor de personas inspirado, en última instancia, en el decreto nazi 'Noche y niebla'.

Una ofensiva represiva que comenzó con el gobierno constitucional peronista y la firma de los llamados "Decretos de aniquilamiento", junto con el accionar de grupos parapoliciales como la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). Videla, entonces, habilitó la directiva secreta "Peugeot", por la que se zonificó militarmente todo el país, comenzando con el plan de inteligencia previo y necesario para la puesta en marcha del aparato desaparecedor que desplegaron ya en dictadura.

 

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