Otras miradas

El blanqueamiento de cara del régimen saudí

Javier López Astilleros

Analista político

Javier López Astilleros
Analista político

¿Cuántas lealtades ha comprado Arabia Saudí para que ahora aparezca como un país abierto que trata de emprender reformas? ¿Cuántas suscripciones masivas a la prensa adicta son necesarias para enjalbegar un edificio ruinoso?

Blanquear la cara de la monarquía saudí no ha costado demasiado para los estrategas de la confrontación. Los medios han actuado de un modo tan bien coordinado, que parece que lo de la corruptocracia saudí es cosa del pasado. Se olvida así la intervención del reino wahabita en Siria,  en apoyo de los corta cuellos del Imperio Asirio. Son en gran parte responsables de la destrucción de la antaño Arabia Felix, hoy triste, uno de los países más delicados de nuestro planeta Tierra.

Tan sensible, que los edificios de barro de Saná se desmoronaron sobre ciudadanos indefensos. Se quejó la UNESCO. Falta por saber si vamos a solidarizarnos con las familias destrozadas, y si eso se va a traducir en una mayor presión sobre un país que sencillamente está abusando de otro, al margen de los intereses iraníes en la zona.

¿Cómo simpatizar con el imprevisible bulldog saudí, adiestrado por la maquinaria militar de los bárbaros del Plus Ultra? Vamos a poner a las mujeres saudíes al volante. Se acabó la poli religiosa. El príncipe heredero, Mohamed Bin Salman-de ahora en adelante MBS-un joven de 31 años de sonrisa cínica, se ha encargado de encarcelar a un puñado de príncipes saudíes, de los 5.000 que tiene el país, así como a prominentes ‘hombres de negocios’, lo cual viene a ser lo mismo.

El rey Salman Bin Abdulaziz (81 primaveras), está satisfecho con su retoño. No sabemos qué pensará su sobrino, Muhammad bin Naif bin Abdulaziz Al Saud, apartado del poder en junio de este año.

Pero la realidad es que la imagen de las mujeres saudíes conduciendo es un mensaje al mundo crítico, y no una concesión a un género que representa, como todos sabemos, el 50% de la humanidad. Falta eliminar la tutela del varón, entre otras cientos de cuestiones.

Pero finalmente MBS se ha ganado el derecho a salir en Vanity fair. Espero que esta ‘concesión’ no haya sido previa negociación con el Imperio, a cambio de armar a otro grupo de la primavera rebelde. ¿Permitirán también algo esencial como la libertad de culto, el respeto a la minoría shií, y lo más importante, el abandono de una guerra que cada día cuesta cientos de millones de dólares, además de vidas inocentes?

¿Serán capaces de resolver la ecuación con el eternamente revolucionario Irán...o más bien vamos hacia una colaboración transparente y sin velos con Israel?, ¿Encargarán a los puros del Islam atacar Líbano o Qatar?. En breve tendremos las respuestas. La primera señal la tuvimos hace poco, tras la abducción de Hariri, lo que se ha interpretado en esa Fenicia maltratada como una ataque directo a su soberanía. No es para menos. ARAMCO es todopoderosa.

En todo caso sería como hacer oficial una guerra que no acaba nunca, y en la que intervienen diferentes países en varias áreas geográficas a la vez, coaligados o enfrentados, mientras una oleada de propaganda hasta el mareo inunda las redes. El objetivo de los saudíes es ser el centro del mundo sunni. Es difícil creer que Arabia Saudita pueda ocupar el lugar histórico de Egipto en el ‘mundo árabe’, porque en realidad, hoy no se puede saber con precisión qué significa ‘mundo árabe’, ni tan siquiera ‘mundo islámico’.

El problema es de fondo, y es tan diverso, que es difícil creer que un simple encalado sirva para transforma un edificio como el saudí, edificado sobre una casa con cimientos de barro. Ya no renacerá una civilización integradora y cosmopolita en esta parte del mundo, a menos que se acepte y se proteja, desde una perspectiva política, la diversidad religiosa y étnica, además de comenzar la batalla por los derechos sociales. Al contrario, se avecina más caos, lo que puede llevar a una posible intervención en algunos Estados del Golfo, con graves problemas para articularse como entidades nacionales.

En la propaganda del reino wahabita, hay un detalle interesante. Recientemente MBS se fotografió con Zuckerberg. Parece que la monarquía saudí se ha percatado de que hay que vender una imagen precisa del príncipe heredero. Por eso MBS se enfundó unos vaqueros y una chaqueta, mientras que Zuckerberg continuó con su camiseta, consciente de su superioridad de genio adolescente, todo un maestro de los sentimientos convencido de que los tiempos están con él. En realidad, esa imagen es la confirmación de que MBS se pliega con libertad al dictado de la imagen, y manifiesta la necesidad de iniciar una campaña de imagen global en el reino del cuarto vacío. Y digo efectiva, porque estamos en un momento en el que la valoración de las primeras impresiones está muy por encima de la objetividad de los logros reales.

Todos estos movimientos se dirigen hacia una misma pretensión. Enarbolar la bandera de la comunidad de los creyentes, mediante anatema, en esta eterna noche de las mil y una sectas, y asentar la posición de MBS en la feroz lucha principesca de un reino que puede entrar también en pánico.

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