Otras miradas

Pescadores y delfines mediterráneos: una relación complicada

Blanca Feliu

Personal de Investigación en el Instituto de Investigación para la Gestión Integrada de Zonas Costeras, Universitat Politècnica de València

Eduardo Jorge Belda Pérez

Profesor del Departamento de Ciencia Animal, Universitat Politècnica de València

Pescadores y delfines vienen interactuando probablemente desde siempre, en muchas ocasiones de forma beneficiosa para ambas partes, pero en otras, se genera un conflicto, dado que compiten por los mismos recursos. Este conflicto puede generar pérdidas económicas a los pescadores, y también daños a las poblaciones de cetáceos.

Nos sorprende actualmente que, en el siglo pasado, se llegase a considerar a algunas de las especies de cetáceos como plagas, siendo una de las preocupaciones de las administraciones que se encargaban de la gestión de las pesquerías del siglo XVIII. La solución puesta en práctica por aquel entonces consistía en desarrollar e implementar nuevas técnicas para matar y reducir las poblaciones de delfines.

Estas matanzas se extendieron en el tiempo hasta la década de los 60 ya en el siglo XX. Afortunadamente, esta visión cambió, y hoy en día la gestión de la pesca no se entiende si no es desde el punto de vista de una gestión sostenible del ecosistema. Y los delfines son considerados como una parte importante de la regulación del ecosistema marino.

En el mar Mediterráneo se encuentran hasta ocho especies de cetáceos con poblaciones residentes documentadas. Entre ellas se identifican tres especies diferentes de delfines: el delfín mular (Tursiops truncatus), el delfín listado (Stenella coeruleoalba) y el delfín común (Delphinus delphis).

Las poblaciones del Mediterráneo del delfín mular y del delfín común están incluidas en el catálogo nacional de especies amenazadas como especies en estado vulnerable. Además, todas ellas están incluidas en la Directiva Hábitats de la UE, implicando la necesaria adopción de medidas de gestión y conservación de sus poblaciones.

En el siguiente mapa está representado, siendo el verde mayor probabilidad de presencia y en blanco menor probabilidad de presencia, la predicción de presencia de delfín mular a lo largo de la costa oeste mediterránea. Como se aprecia, es una especie que se puede encontrar fácilmente en aguas costeras:

Roturas en las redes de pesca

En los últimos años, cada vez con más frecuencia, se han venido constatando problemas entre los pescadores artesanales de trasmallo y delfines en la Comunidad Valenciana. Estas interacciones también se han citado en otras zonas del litoral mediterráneo. Las pesquerías artesanales en las costas mediterráneas tienen una relevancia en la economía regional además de tener un impacto sobre el medio marino más ligado a la sostenibilidad.

En nuestros estudios hemos podido constatar que existen problemas en la pesca con trasmallo en la zona del golfo de Valencia, a poca distancia del corredor de migración de cetáceos del Mediterráneo, un área protegida.

Los delfines acuden a comerse la pesca capturada en las redes, provocando principalmente roturas en las mallas. No hemos podido constatar una pérdida de valor económico de la pesca, pero sí que los daños en la red debidos a las mordeduras de los delfines pueden suponer un perjuicio económico para los pescadores.

Tras la valoración y cuantificación de los daños a partir de la información reportada por pescadores que colaboraron en nuestro estudio y mediciones del material dañado, se estimó un coste medio de 400 euros por cada interacción sufrida y por embarcación. Coste del que deben hacerse cargo los marineros.

De las posibles especies de delfines, es el mular el que probablemente esté causando estas interacciones, aunque no podemos descartar a otras especies. Cabe preguntarse por qué vuelven y a qué se deben estos problemas, cuando hace unos años no existían, o al menos no eran tan frecuentes.

Se han señalado varias causas posibles. Entre ellas, una posible recuperación de las poblaciones de delfín mular, unida a una disminución de la disponibilidad de presas. La excesiva presión pesquera ha causado que especies sobre las que basaba su alimentación el delfín mular hayan disminuido. Esto también ha afectado a otras especies de delfines como el delfín listado, y se ha podido constatar un cambio en su dieta, que le puede llevar a competir con el delfín mular.

Esta posible disminución de presas potenciales, unida al aumento de la competencia por el alimento con otras especies, o al aumento de las poblaciones de delfines, puede ser una de las razones que hacen que ahora vuelvan a aparecer estos conflictos entre pescadores artesanales y delfines.

Aunque los datos presentados en este estudio son de la Comunidad Valenciana, este problema se está produciendo con esta misma dinámica en diversidad de zonas costeras del mediterráneo oeste: en costas italianas, baleares, catalanas y murcianas, según se han registrado datos.

En busca de soluciones más eficaces

Se han probado diversas medidas mitigadoras para tratar de evitar o al menos reducir los problemas que causan los delfines. Entre ellas, destacamos el uso de emisores de sonidos, o pingers, que emiten sonidos en altas frecuencias que resultan molestas para los delfines, y que se utilizan para tratar de ahuyentarlos de las redes.

Pero estos dispositivos no tienen la efectividad deseada. El uso de los pingers a medio plazo no reduce el número de ataques de delfines. Es más, llegan a tener un efecto llamada: los delfines aprenden a identificar estos sonidos con la disponibilidad y localización de las redes y la pesca, de manera que acuden a la llamada.

Los pescadores, quienes viven la realidad del mar día tras día, sí que están teniendo encuentros con estos animales con mayor frecuencia. Y ya sea por un aumento de las poblaciones de delfines, por una disminución en la disponibilidad de presas o por una combinación de causas, es evidente que el problema existe y puede llegar a afectar negativamente a la pesca artesanal.

Lo que en la actualidad se percibe como un problema, si no se llega a gestionar debidamente, puede convertirse en un conflicto. Un conflicto que derivará, de nuevo, en perjuicios para las especies de cetáceos que tanto enriquecen el ecosistema marino mediterráneo.

Teniendo en cuenta el estado de conservación en que se encuentran estas especies, la poca eficiencia de las medidas mitigadoras ya probadas en otras áreas afectadas por el mismo problema y la compleja dinámica de comportamiento que desarrollan estos animales, resulta difícil y complejo poder aplicar medidas eficientes que garanticen el cese de esta problemática.

Una posibilidad que debemos plantearnos es el estudio de posibles medidas compensatorias a los pescadores que sufran estos daños. Este tipo de medidas pueden evitar o mitigar las pérdidas de los pescadores y, a la vez, servir para favorecer a las poblaciones de cetáceos. Siendo de este modo la administración responsable quien se haga cargo de la buena convivencia entre el pescador y estas vulnerables especies.

 

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation

  The Conversation

Más Noticias