Otras miradas

No hay México sin Granada

Javier López Astilleros

Documentalista y analista político

La celebración de la toma de Tenochtitlán  fue una representación de la toma de Granada. Una gran obra de exaltación teatral católica, de bailes y danzas de indios emplumados, donde los caballos y autoridades eran seguidos por las élites mexicas derrotadas, es decir, los moriscos vencidos y maniatados.

Las crueldades de la guerra de Granada y Azteca son reconocidas por todos, y se dio en múltiples direcciones. La rebelión morisca fue un suceso desgarrador y salvaje, y culminó con el decreto de expulsión por el Habsburgo Felipe III en 1609.

La relación entre la conquista de Granada y México era evidente. Así debía de ser, porque las referencias culturales son el marco de nuestras relaciones contemporáneas, igual que en aquella época. Un ejemplo lo tenemos en la identificación de Cortés de los teocallis (lugar de culto mexica) con las mezquitas:

Hacen esto los Indios tan frecuentemente y tan a menudo, que según somos informados, y en parte habemos visto por experiencia en lo poco que ha en esta tierra estamos, no hay año  en que no maten y sacrifiquen cincuenta ánimas en cada mezquita. Esto tienen por costumbre desde la isla de Cozumel hasta esta tierra donde estamos poblados. Y tengan vuestras majestades por muy cierto que según cantidad de la tierra nos parece ser grande, y las muchas mezquitas que tienen, no hay año que, en lo que hasta hemos descubierto y visto, no maten y sacrifiquen de esta manera tres o cuatro mil ánimas.

Encuentro de Hernán Cortés y Moctezuma
Encuentro de Hernán Cortés y Moctezuma

Cortés-y los muchos que le siguieron, incluidos sus aliados totonacas y tlaxcaltecas- eran  seres de su tiempo. Y bajo ese prisma hay que juzgarles. ¿Hay que considerar a Malinche (Doña Marina), una de las grandes artífices de la conquista anti mexica?, ¿una traidora a una patria inexistente?

Bastantes hispanos pasaron de las guerras de Granada a las Indias. Gonzalo Guerrero es un héroe para muchos/as. Dio arcabuzazos en la conquista del Sultanato, y tras pasar a las Indias, fue adoptado por una tribu maya, tras la muerte de la mayoría de sus compañeros. Este tránsito fue facilitado tras salvar a un notable maya del ataque de un caimán.

Se casó con Zazil Há, hija del jefe de la tribu, y luchó contra los hispanos. Fue una leyenda entre los mayas. Un auténtico jefe fiel a quiénes lo acogieron. A veces la categoría de traidor es inquietante. Rechazó la protección cultural e ideológica del único mundo que conocía.

Fue un  hábil guerrero, leal a sus familiares, y un traductor cultural. Eso le permitió sobrevivir. Rechazó la misiva de Cortés para volver a casa, según Bernal Díaz del Castillo. Estos seres fronterizos siempre inquietan a los que ostentan el poder, porque la libertad no se somete a las consignas regias.

El carácter hispano lleva la señal del que transita de un viejo mundo hacia lo desconocido, o de la ortodoxia a la heterodoxia. De las guerras de Nápoles y de Granada, a las entrañas de unas tierras desconocidas y misteriosas.

Pero entre un Gonzalo Guerrero, y un mítico García de Paredes (el Sansón de Extremadura) hay miles de casos intermedios. ¿Tienen que pedir perdón esos mestizos, resultado de la alianza de los hispanos con otras tribus indígenas?.

Todo pueblo y nación ha actuado como una máquina invasora o defensiva. El sentirse poderoso, con una historia determinante, va unido al sentimiento de culpabilidad.

Son muchos/as los que se sienten identificados con los sometidos. Negros, árabes, norteafricanos, asiáticos. Los efectos de la expansión cristiana por el mundo, como su reacción anti imperial, se han producido en el seno de lo que se conoce como Occidente, y se extendieron con la formación de los primeros Estados Nación, en los antiguos espacios colonizados.

Ahora la comunidad islámica de Sevilla-o más bien una asociación- exige el perdón al Estado por los crímenes contra los granadinos cometidos en el siglo XVI. Especialmente por los incumplimientos en las capitulaciones de Granada, y la humillación que sufrieron los moriscos.

Y hay que remontarse hasta los Reyes Católicos, antes que a los Habsburgo. Es entendible la reclamación de reparaciones por parte de los que se consideran perdedores, pero poco efectiva. Más bien parece una forma de hacer política. Por ejemplo, otorgar a los antiguos sefarditas la nacionalidad española es una decisión política e ideológica. La nación española no la inventaron Isabel ni Fernando, aunque su mito fundacional parece asentado sobre esta percepción.

Desde esta perspectiva, no es de extrañar que algún día el rey de Marruecos reivindique su parte del botín a la Iglesia católica por la gestión de la mezquita de Córdoba.

Los Estados Nación tuvieron una conciencia modernizadora a partir del siglo XIX. Se trató de un proceso largo y tortuoso, asociado al liberalismo. Por lo tanto hablar de España en los años que inauguraron la Edad Moderna, es inexacto y una falsedad. Lo mismo cuando mencionamos los "ocho siglos" de dominación islámica en "España". Es inexacto, pues durante cierto tiempo andalusí, la presencia cristiana y judía fue mayoritaria. Y estos eran andalusíes también.

Todo es un inmenso malentendido, aunque reajustado por las élites políticas ideologizadas.

Resulta extraño que sean los descendientes de los conquistadores los que exigen responsabilidades, en vez de escuchar a los herederos de aquellos musulmanes y mexicas que fueron vencidos, si es que tienen claro el origen puro de sus ancestros.

La Historia hay que estudiarla con ciertas precauciones. Los grandes conglomerados políticos tienen una particularidad: la mezcla, de tal manera que es difícil pedir perdón en nombre de lo que hicieron los antepasados, ya que por las venas de sus herederos circula la sangre del opresor y del oprimido.

Las dinámicas sociales y políticas se caracterizan por la complejidad. El prisma con el que hoy miramos las cosas es puramente nacional, y hacerlo desde aquí es inexacto y erróneo. Pero este resurgimiento nacional son los últimos estertores del mundo-frontera, y acabarán algún día con una especie de Pangea libre de fronteras.

Los conquistadores y encomenderos hispanos, los colonizadores franceses o anglosajones, obedecían a una dinámica de su tiempo, igual que hoy sucede también, aunque sin darnos cuenta.

La libertad consiste en liberarse de los errores del pasado, y escoger los aciertos de nuestros ancestros.

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