Otras miradas

El acuerdo de reforma fiscal con los Comuns, un acuerdo justo y de izquierdas

Miguel Guillén Burguillos

Politólogo

Imagen de la reunión entre representantes de la Generalitat, encabezados por vicepresidente Pere Aragonès, y del grupo parlamentario de Catalunya en Comú Podem , con Jéssica Albiach, en la que han acordado una reforma fiscal de cara a los presupuestos catalanes de 2020. EFE/ Quique García
Imagen de la reunión entre representantes de la Generalitat, encabezados por vicepresidente Pere Aragonès, y del grupo parlamentario de Catalunya en Comú Podem , con Jéssica Albiach, en la que han acordado una reforma fiscal de cara a los presupuestos catalanes de 2020. EFE/ Quique García

El pasado lunes se presentó el acuerdo de reforma fiscal progresiva entre el gobierno de la Generalitat y el grupo de Catalunya en Comú Podem. Un acuerdo que deberá servir para disponer de 543 millones de euros más al año que podrán destinarse a mitigar los efectos de los recortes de los últimos años y ayudar a blindar el estado de bienestar en Cataluña. Se trata de un acuerdo más importante de lo que pueda parecer, porque representará una reforma fiscal más justa, progresiva (que pague más quien más tiene), verde (que pague más quien más contamina) y que deberá servir para beneficiar a la mayoría social, que es quien más ha sufrido los recortes en los recursos destinados a los servicios públicos y quien, además, ha tenido que pagar la factura de la crisis. Ah, y de paso parece que podemos volver a hablar de cosas tangibles, reales, de aquellas que afectan a nuestra cotidianidad y nuestros bolsillos.

El acuerdo, no nos engañemos, no resolverá todos nuestros problemas en pocos meses, pero sin duda indica la dirección a seguir en el futuro, un futuro donde Catalunya en Comú Podem debe ser un actor clave. Ahora lo es en la oposición, pero a nadie se le escapa que una eventual entrada en el gobierno español y, quién sabe, en un futuro gobierno catalán de izquierdas, reforzará el papel de este espacio político y de las izquierdas en general. No podemos ser ingenuos: ERC no lo tendrá fácil para decidirse a pactar atendiendo al eje social y no al identitario, pero la política ve cambiar sus escenarios a una velocidad sideral, y nadie sabe qué puede pasar después de las próximas (y quizás cercanas) elecciones autonómicas. No seré yo quien haga pronósticos al respecto, pero a nadie se le escapa que la tensión entre ERC y el espacio postconvergente cada vez es más elevada e indisimulada. Y no son pocas las voces republicanas que empiezan a hablar sin complejos de futuros pactos de gobierno diferentes a los que se han hecho en los últimos años.

Este martes La Vanguardia abría su edición con este titular: "El Gobierno pacta con los Comuns una subida de impuestos". ¿Subida? ¿Para quién? Porque la realidad del acuerdo es que se baja el IRPF a aquellas personas que cobran menos de 12.450 euros al año (más de 200.000 personas en toda Cataluña). ¿Por qué no titularon que "el Gobierno pacta con los Comuns una bajada de impuestos a las rentas más bajas"? ¡Ay caray! Se quiere hacer calar la idea de que si se suben los impuestos a quien más gana se está perjudicando a todo el mundo. Muy tendencioso. La realidad es que se beneficiará a quien menos gana y se aumentará el IRPF a quien gana más de 90.000 euros al año. Quien más gana, más paga. A eso se le llama redistribución de la renta y justicia social, y las izquierdas deben salir a defender esta propuesta sin complejos. Sólo faltaría.

El acuerdo anunciado también representa una reforma en clave verde, donde las empresas con beneficios millonarios que más contaminan pagarán más. Se crea un nuevo impuesto que gravará la producción, almacenamiento y transformación de energía eléctrica, así como su transporte y el de la telefonía y las telecomunicaciones. Se prevé que con esta medida se puedan ingresar alrededor de 145 millones de euros. También se creará un impuesto sobre emisiones de CO2 a los vehículos, que aportará 155 millones de euros más. En cuanto al impuesto de sucesiones, se eliminan las rebajas fiscales al 10% que más hereda, lo que permitirá disponer de aproximadamente 190 millones de euros más al año. Una vez más, quien más tiene es quien más tiene que pagar. Y repito: a esto se le llama redistribuir en base a una política social justa. No nos dejemos engañar, porque estas medidas deben servir para mejorar nuestros servicios públicos y caminar hacia un blindaje del estado de bienestar en Cataluña.

El anuncio del acuerdo, sin embargo, ha comportado las esperadas reacciones en contra de la derecha política, económica y mediática, con diferentes declaraciones criticando las medidas recogidas en el pacto. Valga como ejemplo el sermón de Pilar Rahola en su espacio habitual de TV3 el mismo lunes por la tarde, defendiendo la eliminación del impuesto de sucesiones y diciendo que se está perjudicando a las "clases medias" con este acuerdo de reforma fiscal. ¿Clases medias? ¿Quién gana 90.000 euros al año? Lo peor de todo es que este discurso aparece en la televisión pública catalana en el programa estrella de la tarde, con una presentadora que no es capaz de interpelar a la señora Rahola cuando miente descaradamente y donde no hay derecho de réplica ni contraste de opiniones, porque las ideas de esta opinadora profesional van a misa. Escandaloso. Ladran, luego cabalgamos.

Ahora, quedará pendiente avanzar en otras medidas para poder alcanzar un acuerdo general para los próximos presupuestos de la Generalitat. De momento, Catalunya en Comú Podem ha conseguido por ejemplo una rebaja del 30% en las tasas universitarias, pero todavía hay temas importantes por desencallar, como una mejora de la situación de las listas de espera en la sanidad pública catalana, revertir recortes en otros servicios públicos, destinar recursos a las guarderías, etc. Nadie dijo que fuera fácil, pero cuando se asumen responsabilidades políticas es para intentar mejorar las condiciones de vida de la gente. Y el papel de Catalunya en Comú Podem, ahora desde la oposición, va en la buena dirección. Como dijo la presidenta del grupo parlamentario, Jéssica Albiach, en declaraciones a Catalunya Ràdio la mañana del pasado martes, "llevamos desde 2017 sin presupuestos y podemos entrar en un momento crítico. Tenemos los servicios públicos al límite y nuestra responsabilidad es resolver problemas, llegar a acuerdos y no montar pollos ni seguir con el culebrón". Es eso precisamente: trabajar para ser una izquierda útil para las clases populares. Menos ruido, menos propaganda y más política en mayúsculas. Por favor.

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