Otras miradas

Un 'Green New Deal' para impulsar la recuperación

Conchi Abellán, Lucas Ferro y Yolanda López

Diputados del Parlament de Catalunya

Marcha contra el cambio climático en Vancouver (Canadá). REUTERS/Jennifer Gauthier
Marcha contra el cambio climático en Vancouver (Canadá). REUTERS/Jennifer Gauthier

La crisis de la covid–19 ha evidenciado las debilidades del modelo de sociedad que se ha construido durante las últimas décadas en Catalunya y en nuestro país. Ha imperado un consenso neoliberal que ha mermado nuestra capacidad de respuesta sanitaria y económica.

El profesor Vicenç Navarro recordaba esta reducción de la capacidad de respuesta sanitaria en un artículo reciente (véase "Por qué la mortalidad del Coronavirus en España es de las más altas del mundo" en Público). Entre 2009 y 2017 el gasto público sanitario en España descendió del 6,4% al 5,9% del PIB. En Catalunya, donde la ofensiva fue más intensa, supuso unos recortes de 1.500M€ que se tradujeron en una reducción de 1.100 camas de hospital.

El mantra de que tenemos ‘el mejor modelo sanitario del mundo’ es el reconocimiento a un personal sanitario que suple con su infinito esfuerzo la infrafinanciación de nuestro sistema público de salud. España está hoy un 15% por debajo de la media europea en gasto sanitario per cápita (los últimos en la UE-15).

A ello debemos sumarle un segundo elemento: un desmantelamiento de nuestro sistema productivo que hace que hoy la cuarta economía del euro tenga serias dificultades para producir, por ejemplo, material sanitario básico. Y que esta crisis se dé sobre un tejido productivo precarizado y una economía familiar que apenas han tenido capacidad de ahorro desde el 2008.

Bajo este escenario debemos afrontar una salida a una crisis económica comparable a la de la Gran Depresión de los años 30. Y, ante ella, debemos exigir una respuesta comparable al New Deal norteamericano.

El New Deal no fue simplemente una reforma fiscal, que también. Fue un proyecto de construcción de un modelo de bienestar más justo y equitativo. No se entiende el paquete de medidas de la administración Roosevelt sin el blindaje legal a la libertad sindical que garantizó mejoras salariales durante la recuperación.

En España, las medidas a corto plazo pasan necesariamente por el despliegue de un escudo social que garantice que no se destruya tejido productivo y que nuestra sociedad no se descomponga durante la crisis sanitaria.

Sin embargo, a medio plazo se debe construir una respuesta más ambiciosa. No va a haber una recuperación en ‘V’ si no es mediante la movilización de recursos públicos para empujar la recuperación económica a dos niveles.

Por un lado, la apuesta por un nuevo modelo productivo. Una reindustrialización inteligente y una transición energética de nuestra economía. No va a haber recuperación sobre la base de un modelo productivo que maquilló los efectos de su desindustrialización, generando una burbuja inmobiliaria que ya no debe ser replicada nunca más.

Por otro lado, el impulso público para garantizar y reforzar un reparto de la riqueza más justo y equitativo. La reforma fiscal no puede ser compensada con una devaluación salarial o el incremento de los alquileres, sino que se debe avanzar de forma integral en la construcción de un nuevo modelo de bienestar.

Hoy es necesario asumir que, si para sortear la emergencia sanitaria y social han sido necesarias las redes ciudadanas de solidaridad, para garantizar una recuperación justa será necesario también el empuje ciudadano.

El reto no está hoy en asumir que vamos a cambiar como sociedad, eso es inevitable. El reto está en abrir espacios que permitan canalizar ese cambio, devolver a los trabajadores la capacidad de negociar, blindar los derechos de los inquilinos y garantizar un ingreso mínimo vital que no nos convierta en rehenes de una espiral de precariedad.

En definitiva, devolvernos lo que nos fue robado en 2008 para construir en 2020 las bases desde donde la ciudadanía pueda empujar la recuperación. Y también, hoy que formamos parte del Gobierno, en construir una organización que sea un instrumento ciudadano que de apoyo y coopere en todas aquellas luchas que nos permitan avanzar.

No hay recuperación justa posible sin un Gobierno de progreso, como no la hay tampoco sin una movilización ciudadana sostenida. Por ello, hoy más que nunca, necesitamos un partido-movimiento que empuje y pelee por todos los espacios de recuperación posibles, que construya en Catalunya las bases para un Gobierno de progreso y dé cobertura a una ciudadanía que exige y necesita un nuevo acuerdo por la vida.

Solo el pueblo salva al pueblo.

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