Otras miradas

Urge poner en marcha campañas eficaces contra la insensatez

José Luis Úriz Iglesias

Ex parlamentario y concejal de PSN-PSOE

Multitud de jóvenes toman cervezas en la plaza del Sol del barrio de Gracia de Barcelona. EFE/ Alejandro García/Archivo
Multitud de jóvenes toman cervezas en la plaza del Sol del barrio de Gracia de Barcelona. EFE/ Alejandro García/Archivo

La situación de la pandemia se agrava día a día y algo novedoso se debería de hacer.

La segunda fase que nos está alcanzando de lleno a diferencia de la primera que afectó a las gentes de más edad, en esta ocasión lo hace especialmente a la franja de edad entre 10 y 30 años.

Así los jóvenes se han convertido en infectados sin síntomas o muy leves y por tanto pasan de ello, pero el peligro es que son capaces a su vez de contagiar a otras franjas de edad más vulnerables con suma facilidad. Lo que les sitúa como bombas de relojería, o "caballos de Troya" del virus.

A diferencia de los mayores, su nivel de inconsciencia e irresponsabilidad, en términos generales, es mucho más elevado, lo que supone un riesgo social de la misma importancia.

¿La pregunta del millón es cómo ser capaces de convencerles, de que su comportamiento incívico pone en peligro a los demás, incluidas las personas más cercanas, padres, madres, abuelos, abuelas, etc.?

¿Con multas y sanciones? No parece que ese sea el método más eficaz.

¿Con mensajes y campañas de concienciación desde la instituciones? Tampoco parece que este sea el método ya que esas campañas utilizan medios de comunicación que ellos no suelen frecuentar.

¿A través de las redes sociales? Ese podría ser una manera más útil, aunque para ello el emisario debiera ser alguien que tuviera algún tipo de autoridad sobre ellos, que respetaran y escucharan.

Esa puede ser la clave, buscar gentes que transmitan un mensaje que los jóvenes valoren y ante los que destapen sus oídos y abran su capacidad de reflexionar.

¿Por qué no desde el mundo que más suelen valorar, el de la música?

Por esa razón desde estas líneas hago un llamamiento en ese sentido. Si por ejemplo en Navarra se pusieran de acuerdo gentes como Aurora Beltrán, Enrique Villarreal "El Drogas", Kutxi" de Marea, "Brigi" de Koma, la gente de Berri Txarrak, Fermín Muguruza, Evaristo de "La Polla Record", etc. y montaran una campaña didáctica y reflexiva que ayudara a cambiar ciertos comportamientos de riesgo, eso sería posible.

También en el resto del país existen ese tipo de líderes sociales, como Rosendo, cantautores como Quique González, Paco Cifuentes, Carlos Chaouen, o Andrés Suarez, raperos, autores de música trans, o pop como Rozalén, Luz Casal o Los Secretos.

Así se hizo recuerdo con algunas campañas informativas y de concienciación durante la lucha contra el SIDA allí por principios de los 90 y funcionó.

Algo alejado de los mensajes institucionales, o los que podemos mandarles sus "mayores", que les llegue en horizontal y no en vertical como viene siendo habitual. Que no les suenen a riña, o tirón de orejas, sino más bien a convencimiento y cercanía.

Pero lo que está claro es que algo más imaginativo se debe hacer, porque lo que está ocurriendo en algunos lugares como por ejemplo recientemente en el barrio pamplonas de Mendillorri debe hacernos reflexionar a todos.

Escuchar hablar a esos jóvenes, que algunos de ellos con su actitud irreflexiva en los No Sanfermines han provocado ese desaguisado, en la rueda de prensa que han dado hace unos días de que existe una campaña de criminalización contra ellos, es como para hacérselo mirar.

Pero lamentablemente es una realidad que conviene analizar, ellos (erróneamente) se sienten perseguidos y así es difícil que escuchen.

Con esa posición a la defensiva, sin ninguna capacidad de autocrítica, echando balones fuera y culpando a los demás, es difícil que les llegue ningún mensaje, excepto si se envía desde ese sector que he señalado previamente, de igual a igual.

Necesitamos urgentemente que reaccionen antes de que la situación se nos escape definitivamente de las manos.

Desde las instituciones deben intentar hacer llegar esta reflexión a esas gentes, porque hacen falta líderes sociales que hablen el mismo lenguaje que los jóvenes, para ser capaces de hacerles entender que ciertos comportamientos que antes eran inocuos, ahora son de riesgo para ellos y sobre todo para los demás.

Que su cambio de actitud volviéndola solidaria evitaría el peligro y por tanto ayudaría a frenar en la medida de lo posible la extensión sin control de esta pandemia.

¿Difícil? Sí, pero al menos deberíamos intentarlo.

De ahí este llamamiento al Gobierno del Estado y a los Gobiernos Autonómicos, para que se pongan urgentemente manos a la obra poniendo en práctica esta idea.

Veremos...

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