Otras miradas

Filomena: un fenómeno que difícilmente se volverá a repetir en el siglo XXI

Ricardo García-Herrera

Catedrático de Física de la Atmósfera. Ex presidente de la Agencia Estatal de Meteorología., Universidad Complutense de Madrid

María Milán García

Investigadora del proyecto "Comunicación Científica y Divulgación en la Transferencia del Conocimiento en la Universidad", Universidad Complutense de Madrid

Villarobledo y sus alrededores (Albacete) cubiertos por la nieve de la borrasca Filomena. Shutterstock / Lifes_Sunday
Villarobledo y sus alrededores (Albacete) cubiertos por la nieve de la borrasca Filomena. Shutterstock / Lifes_Sunday

El jueves 7 de enero comenzaron a posarse los primeros copos y durante el fin de semana la escena en el centro peninsular era inaudita: varias provincias y sus pueblos y capitales, incluida Madrid, se colapsaban bajo un manto nevado. ¿Es Filomena un aviso de la naturaleza ante el cambio climático o un fenómeno propio de la variabilidad natural del clima? Ricardo García Herrera, catedrático de Física de la Atmósfera y director del grupo de investigación Stratospheric and Trophosferic Research and Modeling (STREAM) de la Facultad de Ciencias Físicas de la Universidad Complutense de Madrid, explica la borrasca y su posterior ola de frío. El que fuera presidente de la Agencia Estatal de Meteorología también analiza si las predicciones meteorológicas estuvieron a la altura de la situación


¿Está la naturaleza alertándonos, una vez más, del cambio climático con Filomena?

Eso habrá que determinarlo en su momento con los ejercicios de atribución del cambio climático. No hay ahora mismo una respuesta inmediata ni fácil. Lo que hay que tener en cuenta, en primer lugar, es que la variabilidad natural del clima incluye fenómenos como este, más allá de la modificación que estamos haciendo de la atmósfera y del sistema climático, hay que tener en cuenta que, superpuesta al cambio climático, existe la variabilidad climática natural que puede incluir fenómenos de esta intensidad.

¿Son habituales estos fenómenos cada cierto tiempo?

Según el registro de la AEMET, en 1904 en Madrid se llegaron a recoger hasta metro y medio de nieve. Hay fenómenos extremos de muy diverso periodo de retorno y cuanto más extremo es el fenómeno, mayor es el tiempo que tarda en repetirse. Por eso, no deberíamos confundir un extremo particular con una manifestación del cambio climático. Tampoco podemos decir que este evento, al tratarse de muy bajas temperaturas, sea una prueba contra el cambio climático. Habrá que estudiar cuál ha sido la contribución de la variabilidad natural y cuál la del cambio climático en Filomena. Pero esto no es un ejercicio ni fácil ni inmediato.

¿Un fenómeno anómalo?

Lo que dicen los modelos es que veremos más fenómenos cálidos y menos fenómenos fríos. ¿Otro acontecimiento frío tan extremo? Es difícil que veamos algo parecido de nuevo en este siglo, me parece improbable.

¿Qué ha sucedido, desde el punto de vista científico?

En una semana estamos viviendo dos fenómenos diferentes. Por un lado, Filomena es una borrasca que, debido a la configuración anómala del chorro en altura, ha producido un aporte de humedad sobre una Península Ibérica que estaba ya muy fría previamente, y eso ha originado una nevada tan inmensa como la que hemos vivido. Es una borrasca que entra por el suroeste de la Península y tiene una trayectoria que va hacia el noreste. Su frente cálido asociado aporta mucha humedad y se origina un contraste de temperaturas fuerte con la masa de aire que había sobre la Península y un contraste de temperatura entre los niveles altos y la superficie del suelo. Esos factores contribuyen a explicar esa intensidad de la nevada.

¿Y el segundo fenómeno, el que se vive desde el lunes?

Ahora mismo lo que ocurre es que la nieve se está transformando en hielo y eso está dificultando el calentamiento de la superficie del suelo. La masa de aire del anticiclón que ha sustituido a Filomena es muy estable con poco desplazamiento del aire. Cuando hay hielo y nieve, el sol refleja mucha radiación y le cuesta mucho calentar el suelo y por eso se mantiene ese hielo. Se ha entrado en una relación de retroalimentación que durará unos días mientras no haya un cambio de masa de aire.

¿Fueron ajustadas las predicciones meteorológicas?

La predicción fue ajustada, daba entre 30 y 40 centímetros de nieve, que es lo que se ha recogido. Otra cuestión es que las autoridades de protección civil y otro tipo de agentes no tuviesen interiorizada la repercusión que iba a tener, el problema está ahí. Desde el 2 de enero se empezó a anunciar y los avisos se hicieron adecuadamente.

¿Es la previsión meteorológica de hoy mejor que nunca?

Sí, por múltiples razones. En primer lugar, contamos con sistemas de observación de la Tierra mejores que nunca en la historia donde la integración de los datos de los satélites, la mejora de los modelos meteorológicos y la mejora de los medios de cálculo con superordenadores son los que nos permiten anticipar estos fenómenos con la antelación y la exactitud con las que se ha hecho con Filomena.

¿Cuándo dejaremos de ver Madrid cubierto de nieve?

Hace falta ese cambio de masa de aire que comentaba. Parece que la semana que viene entra una masa de aire del océano Atlántico. En invierno, las masas de aire que vienen del océano son más templadas, están más calientes que la tierra. Esa masa aumentaría las temperaturas mínimas y permitiría que empezase a desaparecer la capa de hielo. También es de esperar que traiga lluvia, pero todavía es incierto. De momento, esta semana vamos a seguir con días despejados y sol, lo que va a contribuir a que se mantenga la nieve helada en la superficie.


Esta entrevista realizada por la investigadora María Milán ha sido publicada originalmente por la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).


Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation

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