Otras miradas

Torna super Mario Draghi

Luis Moreno

Profesor de Investigación en el Instituto de Políticas y Bienes Públicos (CSIC)

El expresidente del BCE Mario Draghi saluda tras su reunión con el presidente italiano, Sergio Mattarella, edn la que aceptó el encargo de formar Gobierno. EFE/ Angelo Carconi
El expresidente del BCE Mario Draghi saluda tras su reunión con el presidente italiano, Sergio Mattarella, en la que aceptó el encargo de formar Gobierno. EFE/ Angelo Carconi

La crisis gubernamental en Italia se encamina hacia la formación de un gobierno institucional de ‘alto perfil’ encabezado por Mario Draghi. Se trataría de un ejecutivo de notables tecnócratas, pero no exentos de capacidad política vistos los apremiantes retos que confronta el país transalpino. Los vanos intentos de la anterior mayoría parlamentaria de proseguir con un gobierno Giuseppe Conte III han sido inútiles. Como exponíamos hace unas semanas, no pocos gacetilleros y líderes de la opinión publicada en España criticaban furibundamente con altas dosis de ilógica situacional la iniciativa del ex presidente de gobierno Matteo Renzi y su partido Italia Viva de salirse de la coalición gubernamental, de la que también forman parte antiguos miembros de partidos comunistas y cristianodemócratas del PD (Partito Democrático), LU (Liberi e Uguali) y del PPI (Partito Popolare Italiano). Se remarcaba la inoportunidad de la caída del gobierno Conte II en medio de la pandemia COVID y la anunciada implementación multimillonaria del Recovery Fund aprobado por la UE para superar y estimular la crisis económica continental, y cuyo principal beneficiario cuantitativo es Italia (209 billones de euros, o 28% del total del fondo de rescate).

Precisamente han sido estos dos últimos desafíos (COVID y la elaboración de los proyectos de recuperación) los que han motivado al Presidente de la República a optar por la opción de un gobierno liderado por Draghi. Del argumentario de la decisión de  Matarella cabe subrayar que ahora es el momento de las policies y no tanto de las politics que ha visto al funambulista Movimiento Cinque Stelle (M5S), la formación ganadora de las últimas elecciones celebradas hace ahora tres años, aliarse sucesivamente con el trumpista parafascista Salvini y la izquierda socialdemócrata del Partito Democrático (PD). No pocos (ex) votantes del M5S, críticos de los ‘juegos de palacio’ de antaño, han asistido incrédulos al patético mercadeo de este partido en el Senado a fin de obtener una apoyo parlamentario marginal que les garantizase la permanencia de sus representantes en las poltronas del poder institucional.

Para el sagaz, prepotente y visionario Matteo Renzi, el cual estaba dispuesto a apoyar un eventual gobierno Conte III, y en línea con lo que ya propuesto en su fallido intento de reforma constitucional en el referéndum de 2016, ahora es el momento de una negociación abierta y de ‘luz y taquígrafos’ en el Parlamento para gestionar los fondos europeos del Next Generation EU (Refundación de la Unión Europea). El presidente Matarella cree que difícilmente podría encontrarse un mejor gestor político que Draghi para acometer semejante tarea.

Se trata de agilizar y articular eficientemente programas y políticas de actuación concretas y justificadas plausiblemente hasta en el detalle de la ‘letra pequeña’ en programas relativos a la investigación e innovación (Horizonte Europa), las transiciones climática y digital, la preparación de intervenciones en salud (EU4Health), además de la modernización de políticas tradicionales (cohesión y política agrícola), lucha contra el cambio climático (implicando el 30% de los fondos totales de la UE), o la protección de la biodiversidad e igualdad de género. Para Matarella es la hora de ponerse a trabajar en lo concreto para implementar políticas que sostengan la implicación de Italia en la preservación de nuestro Modelo Social Europeo.

A Draghi se le conoce por el apelativo de Super Mario. Recordarán los aficionados a los videojuegos el famoso personaje popularizado por Nintendo hace 35 años. Se trataba de un esforzado fontanero de ficción cuya misión era la de rescatar a Pauline, luego Princesa Peach, una damisela secuestrada por un siniestro simio. Su experiencia como banquero y experto financiero es larga y contrastada. Fue director ejecutivo del Banco Mundial durante 1985 y 1990. Entre enero de 2002 y enero de 2006 fue vicepresidente, por Europa, de Goldman Sachs. Con posterioridad, ocupó el cargo de gobernador del Banco de Italia hasta octubre de 2011 y pasó, acto seguido, a ocupar la presidencia del Banco Central Europeo.

El 6 septiembre de 2012, Mario Draghi, anunció un cambio histórico en la política monetaria europea al declarar solemnemente que el euro era un objetivo estratégico que debía ser preservado por encima de cualquier otra consideración. Con tales actuaciones el BCE entró en el propio juego de los mercados. Al aducir el recurso a cantidades ilimitadas de dinero, el BCE pretendía dar un golpe de autoridad ante los capitales peregrinos. Draghi anunció solemnemente que el euro era un objetivo estratégico que debía ser preservado y que estaría dispuesto a poner en funcionamiento ilimitadamente la ‘máquina de imprimir dinero’, dando un golpe de autoridad ante los capitales peregrinos con sedes en las principales plazas de la anglobalización: City londinense y Wall St. neoyorquino.

Nunca se ha ponderado lo suficiente su actuación en la evitación de la destrucción del euro. Y ello pese a los estereotipos y recelos mostrados entre europeos septentrionales y meridionales, como pusieron de manifiesto las declaraciones de Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo, respecto a los europeos ebrios y libidinosos de la Europa mediterránea. Su pericia para neutralizar las críticas procedentes de Alemania, y de Jens Weidmann, a la sazón presidente del Bundesbank, es ahora un aval de su potente activo ‘político’.

Recuérdese que entonces se le acusaba de que su política de bajos tipos de interés era confiscatoria de los ahorros alemanes. Contraargumentó Draghi que los bajos tipos de interés no eran sino la consecuencia de un exceso de ahorro sobre las posibilidades o los deseos de inversión. Se contraponían las visiones nacionalistas alemanas frente a las europeístas sostenidas por Super Mario. El 31 de octubre de 2019 Draghi dijo arrivederci como Gobernador del Banco Central Europeo. Hace unos días, las autoridades teutonas han reconocido a posteriori la labor de Draghi al frente de la BCE concediéndole la Orden del Mérito de Alemania, la más alta distinción individual de la República Federal de Alemania.

Si Draghi consigue formar gobierno en Italia con el respaldo de una mayoría parlamentaria que le permita alcanzar el denominado ‘semestre blanco’ que se inicia el próximo mes de julio, y durante el cual no pueden convocarse elecciones generales hasta que sea elegido a finales de enero de 2022 el próximo presidente de la República, sus efectos serán notables para el conjunto de la UE. Y muy especialmente para España que es el segundo país en el reparto del Recovery Fund, con una cantidad preasignada de 140.000 millones de euros del fondo de recuperación europeo, de los cual 72.700 millones se darán en ayudas directas y el resto en créditos. Es una cifra equivalente al 11,2% del PIB español en 2019, a su vez similar al porcentaje de caída del PIB en España en 2020.

El autor de las presentes líneas ha escuchado o leído poco respecto a las actuaciones concretas de políticas públicas en España para los planes nacionales de recuperación y resiliencia. En Italia se quieren ‘poner las pilas’ con la nominación de Draghi. No le vendrá mal a la gobernanza multinivel en España mirar con atención la marcha de los trabajos a realizar por el probable próximo gobierno italiano de ‘alto perfil’. La mímesis de actuaciones de ‘buenas prácticas’ a realizar por Italia será, a buen seguro, muy aprovechable. Ya lo dice el refrán: "Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar".

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