Otras miradas

La falacia del cambio de ciclo político

Eduardo Bayón

La presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata por el Partido Popular a la reelección, Isabel Díaz Ayuso, acompañada por el presidente del partido Pablo Casado (d), el alcalde de Madrid José Luis Martínez-Almeida (2i) y el secretario general del PP Teodoro García Egea.- EFE
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, acompañada por Pablo Casado (d), el alcalde de Madrid José Luis Martínez-Almeida (2i) y el secretario general del PP Teodoro García Egea.- EFE

El ejecutivo formado por PSOE y Unidas Podemos afronta estas semanas el ruido dejado tras las elecciones madrileñas. Ambas formaciones tienen la necesidad de buscar un punto de inflexión para lo que resta de legislatura. Enfrente existe ya una ofensiva mediática que cataloga el ambiente político y electoral como de "cambio de ciclo". Según esto, Pablo Casado y el PP se estarían beneficiando electoralmente del triunfo en la Comunidad de Madrid. La afirmación que aboga por esta nueva coyuntura se sostiene a través de sondeos elaborados en caliente tras la votación del 4M.

Entre los días 5 y 8 de mayo se realizaron cuatro barómetros. Todos ellos tienen en común haber facilitado a los medios de comunicación que los encargaron los titulares con los que estos anunciaron el "cambio de ciclo" —basado en las opciones de triunfo electoral del Partido Popular en unas elecciones generales que no están próximas y carecen de fecha—, pese a que tres de estos sondeos daban un empate técnico con una diferencia inferior a un punto entre socialistas y populares. La excepción fue la encuesta de Sigma Dos para el diario El Mundo, que se quedó sola colocando al PP por encima del 30% y con una distancia superior a los cuatro puntos respecto a los socialistas.

En España, la transparencia de la mayoría de los sondeos electorales brilla por su ausencia, dado que las fichas técnicas suelen ser omitidas de forma total o parcial. A esto, se suma una utilización de los barómetros que buscan marcar el debate político en los días posteriores a la cita electoral madrileña. La forma en la que son presentados los datos por los medios altera la percepción de los electores respecto a la situación política actual. En pleno shock de la audiencia tras el resultado de Madrid, asistimos a un goteo de informaciones sobre un PP que caminaría ya hacia la Moncloa.

Más allá de la idoneidad de las encuestas telefónicas realizadas en plena euforia de la victoria de la derecha, la confección de este escenario pone de manifiesto la dificultad que debe afrontar la izquierda durante las próximas semanas. El Gobierno de coalición necesita ganar tiempo y no fallar a una ciudadanía cuyos síntomas de fatiga están presentes.

En los próximos meses, el Ejecutivo de Pedro Sánchez deberá consolidar la recuperación económica del país —para la que los Fondos de Recuperación de la Unión Europea serán fundamentales—, que estará acompañada por la culminación del proceso de vacunación de la población. Moncloa busca así su particular momento tras el año y medio de pandemia que ha condicionado la vida pública y las políticas aplicadas. Mientras, la vista del Gobierno está puesta en agotar la legislatura tras la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea.

Internamente, tanto PSOE como Unidas Podemos preparan una nueva fase. Los socialistas inician su enésima catarsis interna en Madrid tras una debacle en la que se han visto desplazados como primera fuerza de su propio bloque. En Unidas Podemos, la retirada de Pablo Iglesias de la primera línea política culmina el último trayecto de su liderazgo y dejará paso a la bicefalia que formarán Yolanda Díaz e Ione Belarra —la primera como líder de UP y la segunda como secretaria general de Podemos—. Ambas tienen por delante la tarea de reestructurar la organización mientras siguen ocupando sus respectivos cargos en el Gobierno.

Díaz buscará atraer a diferentes espacios políticos que en su momento se escindieron de Podemos, entre ellos, Más Madrid. La formación liderada por Iñigo Errejón debe decidir qué quiere ser. La vía verde gana enteros en detrimento de la estrategia nacional-popular, por lo que tienen la esperanza de que el posible triunfo electoral de los Verdes alemanes en otoño de este mismo año sirva de revulsivo. Esta estrategia estará acompañada por un modelo confederal de alianzas consistente en alcanzar acuerdos con otras fuerzas de ámbito no estatal, como el nuevo partido andaluz de Teresa Rodríguez o Nueva Canarias. Ambos se sumarían a la coalición ya existente entre Más País-Equo y Compromís. En cualquier caso, no podrán perder de vista un sistema electoral a nivel nacional que difícilmente deja hueco para una tercera candidatura en el bloque de la izquierda.

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