Otras miradas

El rescate demográfico de las comunidades autonómas

Francisco Ramos Antón

Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología

Francisco Ramos Antón
Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología

La España interior sigue vaciándose en los mismos lugares de destino que en los años 60 y 70 del pasado siglo, dentro y fuera de España. Las comunidades autónomas más afectadas están alarmadas. La amplitud del autogobierno y la proximidad en la toma de decisiones no han servido para contener estatendencia, que es un auténtico balance de gestión. Afecta según el nivel de ruralidad de cada comunidad y provincia.

En muchos casos, los gobiernos de las comunidades que más sufrieron el modelo territorial de polos de desarrollo han reproducido dinámicas de concentración de la inversión y la población en torno a las capitales autonómicas, en un proceso que ha resquebrajado su vertebración territorial, sin contener a cambio los saldos migratorios negativos. Saldos que siempre son selectivos y afectan a la población más dinámica según el género, la edad y las trayectorias académicas.

Ahora las comunidades autónomas más afectadas, cuya pérdida de peso demográfico es una amenaza en la revisión del sistema de financiación autonómica, reunidas en comité de rendición, han pedido auxilio al Gobierno en la última Conferencia de Presidentes. Este, para ir pensándolo, ha decidido crear un Comisionado frente al Reto Demográfico que elaborará una Estrategia Nacional de naturaleza global y transversal, eso sí, sin incremento del gasto público.

Se han quedado los presidentes autonómicos y sus consejeros más tranquilos, sobre todo porque alivian la presión política sobre este tema que en algunos territorios se vive con dramatismo y sin escapatoria, cuando un mismo partido ha desempeñado el gobierno durante reiteradas legislaturas y no hay manerade repartir responsabilidades.

El Gobierno es optimista. "El Comisionado del Gobierno frente al reto demográfico se suprimirá una vez cumplidos los objetivos". Pero se pone la venda antes de la herida: "el escaso dinamismo demográfico se produce prácticamente en todos los países de la Unión Europea".

No es lo mismo. En Europa hay territorios con escasa densidad, regiones muy envejecidas, otras con pérdida sostenida de población y algunas con escaso atractivo demográfico y saldos migratorios negativos. En España hay comunidades que padecen todos estos riesgos demográficos. Primero hay que acertar con la escala de análisis, porque bajo los datos regionales y aún provinciales se esconden realidades muy diversas.

Nuestros desequilibrios traen causa de la organización territorial de un modelo productivo que el Estado de las autonomías, tan exitoso en otras materias, no ha sabido corregir. A escala nacional población y empleo son la misma cosa.

Los movimientos de la población no son sino el ajuste permanente de la estructura demográfica a la estructura productiva. En tal sentido la población es la sombra del empleo.

En consecuencia, las medidas de la Estrategia que no afecten directamente al sistema productivo podrán abordar, como mucho, un tratamiento sintomático.

Es clave el modelo de infraestructuras, que de un diseño radial no ha conseguido evolucionar a otro más reticular, menos jerarquizado. Las administraciones ni siquiera han sido capaces de coordinar sus inversiones para dar capilaridad a las grandes infraestructuras y facilitar el acceso a escala comarcal, provincial y regional. La cobertura de telefonía e internet está lejos de ser homogénea en los territorios en precio y calidad, en perjuicio de los más despoblados y por ello menos rentables.

No podrá olvidar la titular del Comisionado, la necesidad de promover en la UE este debate, iniciado ya por el Comité de las Regiones y a punto de abrirse en el Parlamento Europeo, y que debe llevar a replantear en estos términos, además de la PAC, la Política Regional y de Cohesión, así como los FondosEstructurales y de Inversión Europeos.

Naturalmente las políticas activas de promoción económica y del empleo de todas las administraciones habrán de incorporar el criterio territorial en su diseño, con el reconocimiento del derecho de cada provincia y comarca a contribuir con lo mejor de sí mismas al crecimiento de su comunidad y delEstado, que será más sólido y sostenible si se produce de manera equilibrada en la geografía.

Si no se gobierna la economía, las exigencias de productividad concentran en pocos núcleos la localización de actividades, creando aglomeraciones que a determinado nivel dan lugar a deseconomías en los dos extremos de la polarización territorial, las grandes aglomeraciones y la terra nullius.

Aun así, en el plano local y regional, la fijación de la población depende en gran medida del acceso a los servicios y de los atractivos del propio efecto de aglomeración, que opera en términos de expectativas.

En lo más cotidiano, de expectativas de interacción social y de ocio para una multiplicidad de preferencias, y en lo que afecta al proyecto vital, de movilidad social. El acceso a la vivienda también cuenta. En estas materias tienen más que decir las administraciones autonómicas y locales y la coherencia de sus modelos territoriales, si los tienen, con sus sistemas de poblamiento.

Las fracturas demográficas más intensas se producen entre el rural y lo urbano. Además de repensar los dos pilares de la PAC, será preciso poner en circulación marcos positivos de comunicación sobre la vida rural que superen el de la arcadia feliz, con una capacidad de atracción ya agotada y que confronta con ladureza de las condiciones de vida y convivencia en este medio –pueblos pequeños, infiernos grandes-. Podrían centrarse en las ventajas de una vida rural plenamente integrada en la actividad económica, social y cultural del entorno, del país y del mundo.

En este trabajo, si se toma en serio, se va a ver la falacia del tópico populista "una administración, una competencia", con que la reforma local de 2013 pretendió sin éxito desahuciar de competencias a los Ayuntamientos, y servir a Europa el cadáver de la Juntas Vecinales, aprovechando la crisis. Será difícil encontrar una materia, un objetivo en el que no sea necesaria la concurrencia de varias administraciones para una intervención eficiente. El papel de los gobiernos locales y sus políticas de proximidad será estratégico para llegar a todos los rincones, donde un voluntariado institucional de alcaldes y concejales mantiene la empatía y el vínculo entre lo público y una ciudadanía que se ve doblemente abandonada, por los vecinos que se fueron y por los gobiernos.

Si al menos se intenta, se podrán demostrar las ventajas de un federalismo cooperativo basado en un sistema flexible de competencias concurrentes en permanente ajuste con una buena práctica política y administrativa.

Naturalmente en las políticas demográficas no se puede olvidar la cultura de la precariedad y el esclavismo laboral que, más allá de la ley, ha profundizado la reforma laboral, y que afecta a los jóvenes en su momento potencialmente más activo, también en lo demográfico. ¿No se pretenderá recuperar así la natalidad?

Por último hay que señalar los escasos incentivos políticos de los gobiernos para poner en marcha políticas demográficas contra el envejecimiento.

Históricamente las personas mayores mantienen los gobiernos –y no pensando en el interés general, sino el suyo generacional- mientras que los jóvenes los cambian con más generosidad. Por eso el riesgo es una Estrategia basada en marcar con la etiqueta demográfica todo aquello que ya se viene haciendo y que pueda pasar por tal. Con ello los gobiernos, todos, se verían más legitimados pero se seguiría haciendo lo mismo y obteniendo los mismos resultados.

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