Otras miradas

Un GAL que no mataba pero sí difamaba

Gabriel Rufián

RomeroPortavoz adjunto del Grupo Parlamentario de ERC

Gabriel Rufián Romero
Portavoz adjunto del Grupo Parlamentario de ERC

Imagina un Estado en el que un director de una Oficina Antifraude reconozca que un inspector jefe de la Policía le cuela en un ministerio para conspirar borrando previamente los registros de entrada.

Imagina un Estado en el que un exministro reconozca que la Policía filtra informes inventados a la prensa con fines políticos.

Imagina un Estado en el que un exdirector de la Policía reconozca que una urna en Catalunya es una amenaza para la seguridad del Estado que hay que batallar con todos los medios.

Imagina un Estado en el que un inspector jefe reconozca que viaja a Ginebra con medios y dinero público para comprar pruebas falsas contra la disidencia política.

Imagina un Estado en el que un ex súper comisario de la Policía reconozca que por España lo haría todo, absolutamente todo.

Imagina un Estado en el que tres partidos con la suficiente mayoría no quieran que sepas nada más de todo esto.

Imagina un Estado en el que toda una maquinaria mediática afín tape e ignore todo esto.

Imagina un Estado en el que se hable más de la amenaza de un futbolista a un club que de la amenaza de todo un Estado a un pueblo.

Imagina un Estado en el que moleste más que se hable como la gente de la calle desde las instituciones, que se robe y conspire contra la gente de la calle desde las instituciones.

Imagina un partido en el que un señor se quite el traje, se ponga una chupa, recupere la secretaría general, diga que ahora su partido es nuevo y de izquierdas en ruedas de prensa y vete, junto con otros partidos, todo esto a puerta cerrada.

Imagínatelo. Se llama Comisión de Investigación sobre el uso partidista del Ministerio de Interior y PPSOEC´s la acaban de cerrar tras conocerse todo esto. Es la punta del iceberg.

Y ante el más que probable veto a nuestras conclusiones, nosotros aquí queremos expresarlas. Es breve: era un GAL que no mataba, pero sí difamaba, perseguía y conspiraba.

Y lo peor es que es probable que lo siga haciendo. Al fin y al cabo, así ganan elecciones.

 

 

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