Persona, animal o cosa

FILTROS - Merlin Snow y la Deepwater Horizon.

Berto Romero

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A principios de esta semana falló el sistema de filtrado de spam de mi cuenta de correo electrónico. De golpe, mi bandeja de entrada volvió a llenarse de cientos de mensajes de sugerentes remitentes como Theresa McDowell, Francis Lim, Estela Mendoza, Sung Keene y Merlin Snow. Invertí un tiempo (no demasiado) en limpiarlos con esmero hasta que, por suerte para mí, el filtro volvió a funcionar. Afortunadamente, como digo, fue sólo un momento. Suficiente, sin embargo, para notar la ominosa presencia de un más allá virtual inconcreto. El "otro lado" ignoto de una presa invisible de ceros y unos, que se esfuerza en contener un magma de voces sin sentido, donde se agolpa una marea incontenible de ruido informático.

Siempre he tenido clara la importancia de los filtros. Las delgadas líneas que separan el mundo habitable de la entropía. Los barrenderos, por ejemplo. Esos trabajadores generalmente denostados que son, quizá sin planteárselo, la fina membrana que nos separa de la Edad Media. Y también a nivel personal, pienso en los filtros mentales, como el nunca suficientemente bien valorado sentido común, que nos permite encauzar la inmensa masa de pensamientos y pulsiones que, sin control, nos convertirían en balbuceantes seres asociales. Cuando cede una barrera se desata un infierno, en mayor o menor grado.

La rotura de un "filtro" ha traído un infierno al Golfo de México desde el 20 de abril. La explosión de la plataforma de BP Deepwater Horizon dio salida libre a una ingente fuente de crudo en el océano. Un vertido que amenaza con convertirse en la mayor catástrofe ecológica hasta la fecha. Barack Obama ha calificado la desgracia como un "11-S medioambiental", y ha declarado su intención de (literalmente) "patear algunos culos".

Eso espero, de verdad, porque aquí, pese a mi vehemente defensa de los filtros y su utilidad, no puedo dejar de preguntarme cuantos más de ellos deben romperse para que de una vez por todas comencemos a quebrar ya la condena que nos ata a los hidrocarburos en favor de las energías renovables. La tecnología existe, y el dinero también, por mucha crisis que cabalgue. BP ha aceptado la exigencia del gobierno estadounidense de crear un fondo de compensación para los afectados por valor de 16.300 millones de euros. Y sólo renunciando a pagar sus dividendos trimestrales, la petrolera ya ahorra 6.100 millones. En este tema lo que falta no es un filtro, sino intención y voluntad. A Merlin Snow pongo por testigo.

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