Persona, animal o cosa

DESCARGAS - Confesión de un pirata.

Berto Romero

DESCARGAS - Confesión de un pirata.

Mi nombre es Berto Romero. Llevo descargando ilegalmente contenidos audiovisuales de internet desde el mismo momento en que un ordenador cayó en mis manos. En toda mi historia como delincuente informático he usado Napster, eMule, Xtorrent, Megaupload y muchísimas otras herramientas de este tipo. No me siento culpable. Comencé a hacerlo ante la imposibilidad económica de adquirir todos los contenidos que quería debido a su alto precio. Con el tiempo, la oferta aumentó exponencialmente, y con ella mis necesidades como consumidor se multiplicaron. Sin embargo, la industria no se adaptó al nuevo entorno. Como en tantos otros sectores, la reducción de los márgenes de beneficio no se consideró una alternativa viable. En la red, la posibilidad de conseguirlo todo gratis se instauró como un derecho adquirido. La anomalía se convirtió en normalidad.

Años después, irónicamente, yo también soy un creador de contenidos audiovisuales. Estoy registrado en la SGAE, aunque no comparto sus métodos y abomino de su política de comunicación. Estoy ahí, como muchos otros en mi medio, para cobrar lo que recaudan en mi nombre sin consultármelo. Al mismo tiempo soy miembro activo de la comunidad virtual, y temo que la lucha por la protección de los derechos de autor constituya una puerta falsa por la que conseguir el control de los contenidos de la, hasta hoy, libre red global. Estoy en contra de la ley Sinde, o cualquier variante que siente un precedente que ponga en entredicho el estado de derecho y/o la libertad de expresión.

Pero de la misma manera me avergüenza que se insulte a todos los artistas que manifiestan su derecho a cobrar por su trabajo. Faltaría más. Me deprime que se reduzcan todas las posturas a titulares que tachan a unos de piratas y a otros de millonarios aprovechados. Me repugna que usen la palabra libertad quienes sólo se interesan por la gratuidad de los contenidos.

Por mi parte, sigo esperando que se me den oportunidades para salir de mi ilegalidad y poder pagar con gusto por el trabajo de mis colegas. No de forma preventiva, a través de un cánon que me convierte en delincuente potencial, sino un precio justo. Mientras ese día llegue seguiré siendo un pirata.

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