Persona, animal o cosa

ROLAND EMMERICH. Catástrofe inminente.

Berto Romeroapocalipsis-maya-blog

 

Los agoreros dicen que el fin del mundo se producirá en el 2012 porque en ese año se acaba el calendario maya. Me encanta el tema de las catástrofes. Siempre hay alguna a la vuelta de la esquina, y a veces son divertidísimas. Mi favorita es aquella ya clásica de Paco Rabanne que predecía que la estación Mir iba a caer sobre Paris en 1999. La realidad nos ha enseñado que las catástrofes de verdad acostumbran a ser mucho más inesperadas y casi siempre nos pillan por sorpresa. Por lo que respecta al fin del mundo, cada vez estoy más convencido que, de producirse, no será tanto un fin, sino más bien una especie de degradación o putrefacción del mundo.

Pero esta cosa de los mayas, créanme, no va a ocurrir. No es que lo haya pensado demasiado, pero se me ocurre una razón que aunque no viene avalada por conocimiento arqueológico alguno, viene sancionada por el fabuloso peso de su carga lógica: Si los mayas detuvieron su calendario en el 2012 debió ser porque había que parar en algún sitio. ¿No lo habían pensado? Era eso, o seguir haciendo el calendario hasta el infinito. Los mayas debieron ser un pueblo con muchas cualidades y muchos defectos, pero estoy seguro de que tontos no eran. Y obligar a unos astrónomos y matemáticos a confeccionar un calendario infinito les debió parecer absurdo y cruel. Seguramente pensaron "ya lo alargaremos más adelante. Cuando nos empiece a hacer falta".  El elemento que no aparecía en la ecuación era la extinción de su imperio. ¿Ven, otra vez? Las catástrofes de verdad siempre pillan por sorpresa.

Y para acabar, un dato. Con motivo de esta historia del 2012, el director de cine norteamericano Roland Emmerich ha vuelto a rodar otra película en que se destruye el planeta. Su título es "2012". Es la cuarta vez tras "Independence day", "Godzilla", y "El día de mañana" en que rueda un armagedón. La quinta si contamos "El cartero del futuro", ambientada en un mundo post-apocalíptico. Está bastante claro que este señor está obsesionado con la idea y que será probablemente él quien algún día active el botón nuclear. ¿Les ha pillado por sorpresa? Yo ya lo he dicho, no vaya a ser que luego pase.

 

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