Persona, animal o cosa

SANDALIAS - Hay una metáfora dentro.

Berto Romero

En junio de 2007 me compré unas sandalias. De cuero marrón, dos tiras sobre el empeine y una tercera sobre el talón, cada una con su correspondiente hebilla metálica. Eran de una marca alemana, y me sentí confiado. A las pocas horas de calzarlas, su duro cuero comenzó a sajarme la piel, irritándola primero y abriendo herida más tarde. Pensé que tenían que darse de sí.

Tracé un mapa de tiritas en mis pies, estratégicamente dispuestas de modo que protegieran las zonas de contacto directo con la piel. Doblé y redoblé con las manos las tiras de cuero con la intención de ablandarlas. Continué esta lucha durante días, en lo que recuerdo como un traumático y raro desafío del hombre contra el calzado. Apliqué calor y grasa en las partes de la sandalia que rozaban mi carne, y nada. Caminé un par de semanas con esfuerzo, sangrando sobre brasa y cristal, asaeteado a cada paso, intentando doblegar a mis torturadores alemanes con sólo la fuerza de mi voluntad y mi orgullo. Finalmente me rendí. Las metí en su caja e intenté olvidarlas.

Las recuperé al año siguiente y me sorprendió el buen estado en que se encontraban. ¡Están como nuevas! pensé. No recordaba lo ocurrido. Me las volví a calzar y me volvieron a abrir los pies en canal. Una nueva edición del holocausto pedestre. Al año siguiente ni siquiera las saqué del armario. Y en 2010 me las puse una única tarde y las descarté. La anécdota recurrente dio lugar a un celebrado chiste en casa: "Son alemanas: deben estar pensadas para usarlas con calcetines".

Hasta este verano. Volví a probarme las sandalias. Al segundo día de dolor y sangre, ya medio embrutecido en una nueva espiral de tiritas, se me ocurrió algo nuevo: aflojar un agujero la hebilla de la correa central. Inmediatamente se convirtieron en las sandalias más cómodas que he calzado en mi vida.

Aparte de la sorprendente constatación de la magnitud de mi propia estupidez, intuyo que hay una metáfora muy potente dentro de esta historia. Y estoy seguro de que la encontraré, aunque me tire pensando cuatro años más.

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