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Torres desequilibra el derbi del Mersey

Era una auténtica final, un duelo directo por la cuarta plaza con el añadido de la férrea rivalidad local entre los dos grandes clubes de Liverpool. Una fecha señalada en el calendario desde hacía varias semanas. Una cita tan trascendente que ni la proximidad de la eliminatoria de Champions ante el Arsenal impidió que Rafa Benítez, tan propenso a las rotaciones, sacara un once titular con todas las estrellas. Y lo decidió Fernando Torres, el factor desequilibrante del engranaje táctico de los reds, la eterna promesa convertida ya en realidad indiscutible. Se le cuestionaba su capacidad para definir, pero los números también lo dan ganador en esta batalla: el de ayer ante el Everton fue el vigésimo octavo gol de la temporada, vigésimo primero en la Premier. Y tuvo la firma inequívoca de un crack: situado al límite del fuera de juego, el Niño efectuó un maravilloso control orientado con la izquierda y definió cruzando con calidad con la derecha. Todo en dos toques, muy rápido, ajustándose al escaso tiempo que tenía para pensar. En esa jugada estuvo la diferencia, el único tanto del partido, el que abrió un hueco de cinco puntos entre los dos vecinos del Mersey. El que casi sentenció la única plaza de Champions sin dueño a favor del Liverpool.

Los precedentes del sábado invitaban a rotar: Totti se lesionó en Cagliari y es baja casi segura para medirse a un Manchester United que también vio como cuatro jugadores –Carrick, Brown, Ferdinand y Giggs- se retiraban con problemas físicos. Pero Rafa esta vez apostó por los mejores, repitiendo ese 4-3-3 que le está dando buenos resultados en los últimos partidos. La sociedad Kuyt-Torres funcionó de maravilla en los primeros minutos, en los que el Liverpool fue el equipo que llevó la iniciativa. Fue el holandés el que asistió al español en el gol que abrió el partido y un par de ocasiones más nacieron de sus combinaciones. El Everton prácticamente no creaba peligro. Yakubu parecía una isla, demasiado alejado de los centrocampistas en el 4-1-4-1 que planteó Moyes, acusando demasiado la ausencia de Tim Cahill, el hombre que habitualmente enlaza con la delantera.

En la segunda parte, el técnico escocés retrasó la posición de Arteta buscando que el donostiarra tuviera más participación en el juego. Pero, pese a los continuos retoques introducidos desde el banquillo, los toffees no lograban generar oportunidades claras de gol. Tenían el balón, pero les costaba superar el entramado defensivo de Benítez. Sólo a balón parado el ex canterano del Barça logró enviar un balón de peligro real con su habitual precisión en el golpeo, pero Leon Osman cabeceó desviado en la ocasión más clara del equipo de Moyes. El tiempo se fue consumiendo y el marcador ya no se movió. Cuando Rafa sustituyó a Torres en el minuto 89, Anfield ovacionó al madrileño, gran triunfador del derbi.

Unas horas antes, el Chelsea derrotó 1-0 al Middlesbrough con un tempranero gol de Ricardo Carvalho y recuperó el segundo puesto, situándose a cinco puntos del United. Distancia salvable, pero las sensaciones son todas favorables a los red devils, el equipo más convincente de los tres punteros. Si los blues sufrieron ante el equipo de Southgate –que llegó a tirar tres veces a los postes- y el Arsenal remontó en Bolton en el 90’, el equipo de Ferguson barrió al Villa en la enésima exhibición de Cristiano Ronaldo.

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