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O Baixinho dice adiós

Todas las estrellas, tarde o temprano, se apagan. Romario de Souza Faría, uno de los delanteros que mejor supo vivir en el área contraria pese a su escasa estatura –confirmada por su sobrenombre de "O Baixinho"-, anunció ayer en Río de Janeiro su retirada del fútbol profesional a los 42 años. Parece ser el desenlace definitivo de una saga que se ha prolongado en los últimos meses, con continuas declaraciones contradictorias sobre las intenciones del crack. Su final no ha sido brillante, ya que dejó de jugar en Vasco da Gama en diciembre al ser condenado por dopaje, aunque dos meses después quedaría absuelto al demostrarse que el alto índice de finasterida encontrado en los análisis se debía al consumo de un crecepelo. Pero nadie podrá discutir su exitosa carrera.

Su gran momento, sin lugar a dudas, llegó en el Mundial de Estados Unidos en 1994. Formando dupla de ataque con Bebeto, Romario llevó a Brasil a su cuarto título de campeón. Aquel año lograría el FIFA World Player, un galardón que lo coronaba en la cima del fútbol planetario. Fue su gran campaña 93-94 en el Barcelona la que lo impulsó a vestir la camiseta verdeamarelha en la cita norteamericana. Aunque sus registros en el PSV Eindhoven eran espectaculares –casi promedió un gol por partido en su primer club europeo-, no era un fijo en la selección de Parreira, llegando incluso a discutir con el técnico por su suplencia y ser posteriormente omitido en las convocatorias. Pero sus treinta goles en el gigante catalán, al que empujó hacia el campeonato liguero en aquel disputadísimo final con el Deportivo, convencieron al entrenador nacional, que volvió a apostar por él en las instancias finales de la fase clasificatoria. En alguna ocasión, Cruyff se atribuyó parte del mérito de la resurrección de Romario con la camiseta de Brasil al haber apostado por él cuando estaba alejado del primer plano mediático.

Después de la borrachera de éxitos llegó la resaca. Su segunda temporada en el Camp Nou fue problemática, marchándose antes de su conclusión al Flamengo. Europa sólo le vería de nuevo en un breve e infructuoso paso por el Valencia. Casi toda su carrera desde entonces se desarrollaría en Brasil, alternando los colores del Fla, el Fluminense y el Vasco. Una lesión lo apartó del Mundial 98 y los problemas con Scolari le dejaron fuera del de 2002. Tuvo exóticas experiencias en Qatar, Estados Unidos y Australia, buscando menores dificultades para llegar al gol 1.000. Lo acabó logrando y fue ayer, presentando un DVD con 900 de sus tantos, cuando anunció su adiós. Aunque muchos, como Michael Laudrup, no se lo crean del todo.

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