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El dinero ruso triunfa en el fútbol europeo

Chelsea y Zenit se han metido en la misma temporada en la final de una competición europea. Hay un punto de unión en sus trayectorias exitosas: son equipos construidos a golpe de talonario gracias a capital procedente de Rusia. De un mecenas millonario, Roman Abramovich, en el caso de los londinenses, y de la cuarta corporación mundial en valor de mercado, Gazprom, en el del club de San Petersburgo.

El propietario del Chelsea no escatimó gastos a la hora de diseñar una plantilla competitiva en Stamford Bridge. En los cinco años que lleva Abramovich en Londres, los blues han invertido 576 millones de euros en fichajes. Satisfizo casi todos los pedidos de los técnicos, por mucho que en algunos casos tuviera que pagar cantidades muy por encima del precio de mercado por jugadores que no eran grandes estrellas –Damien Duff le costó 26 millones; Paulo Ferreira, 20; Shaun Wright-Phillips, 31-.

Sin llegar a estas cantidades, el Zenit, una vez la empresa extractora de gas Gazprom se hizo con el control del equipo, también apostó muy fuerte para conseguir su primer título de campeón de Rusia. Tras adquirir el 51% del accionariado del club en diciembre de 2005 al pagar casi 28 millones de euros, doce meses después la nueva firma propietaria se gastó en fichajes 41 millones, una cifra astronómica para un campeonato como el ruso. Por el medio centro ucraniano Anatoliy Tymoschuk abonaron 14 millones y medio. Y para retener al canterano Andrei Arshavin, estrella del equipo y mejor jugador de la liga, le subieron el sueldo a los dos millones anuales.

Curiosamente, existe una relación entre Abramovich y la empresa propietaria del Zenit. El mecenas del Chelsea era accionista mayoritario de Sibneft, una compañía petrolera que fue adquirida por Gazprom en septiembre de 2005.

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