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Cambiasso decidió el derbi de Milán

Era partido de liga, y claro, lo ganó el Inter. El equipo de Roberto Mancini se impuso en un encuentro intenso siendo fiel a su estilo habitual. No hizo lo más espectacular del choque –no, eso lo hizo Pirlo, autor de un golazo monumental en un lanzamiento de falta directa-, pero golpeó más veces gracias al oficio de sus futbolistas expertos. Remontó el duelo con los tantos de Cruz y Cambiasso, dos argentinos que no tienen mucho nombre pero que ofrecen un rendimiento indiscutible. El ex medio centro del Madrid fue probablemente el mejor del partido: asistió a su compatriota en el 1-1 –aunque luego "el jardinerito" maniobró de maravilla- y superó a Dida en el gol decisivo con un disparo centrado que se tragó el brasileño. Pero además, corrió, robó y distribuyó. "El Cuchu" nunca ganará un Balón de Oro, pero su aportación al líder destacado de la Serie A tiene un valor incalculable.

Roberto Mancini resolvió el rompecabezas que tenía en el centro del campo debido a las numerosas bajas recolocando a Chivu en el trivote y eligiendo al chileno Luis Jiménez para que ejerciera de enganche con la pareja de delanteros. Ancelotti devolvió la confianza a Oddo en el lateral derechó y se mantuvo fiel a Pippo Inzaghi, su rematador predilecto en los partidos importantes. Sin embargo, el héroe de Atenas sólo resistió una parte, ya que al descanso tuvo que ser sustituido por Gilardino debido a unos problemas físicos, al igual que Gattuso, que dejó paso a Emerson. También hubo lesiones en el bando local, con Matterazzi supliendo a Samuel.

Sin grandes alardes, el Inter fue mejor y ganó con justicia. Ofreció incluso alguna combinación de mucho mérito, como la que fabricaron Ibrahimovic, Cambiasso y Cruz en el tanto del empate. Esa jugada cambió el partido, animando al líder y otorgándole confianza para atacar con mayor atrevimiento. ¿Y Kaká? Apareció en alguna arrancada de potencia cuando el marcador aún era favorable, pero cuando se quedó sin espacios ante el repliegue rival sufrió más y no pudo ser determinante. Gilardino prácticamente no apareció y dio nuevos argumentos a aquellos que esperan con ansiedad a Alexandre Pato –el joven brasileño que ya podrá jugar con el Milan a partir de enero-. Aunque quizá lo que debería preocupar más a los rossoneri es la portería: Dida encajó dos goles evitables y no es la primera vez.

Con el 2-1 definitivo, el Inter aventaja al Milan en veinticinco puntos, una absoluta barbaridad. Y lo más importante es que dio sensación de firmeza, ya que mantuvo la diferencia con sus perseguidores en una jornada teóricamente propicia para sus perseguidores, Roma y Juventus. Ambos ganaron, pero la derrota nerazzurra que esperaban no se produjo. Nunca se produce.

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