Punto y seguido

¿La era del post islamismo?

Las sublevaciones lideradas por los jóvenes en Irán, Túnez y Egipto, están siendo interpretadas como el inicio del fin del Islam político. Todas ellas comparten el laicismo, una carencia de ideologías y de militancia política, la defensa de la democracia, y la modernización de los valores patriarcales. Pero, la generación anterior, liderada por figuras como Mossadegh, Nasser, Ali Bhutoo, o Arafat, también abogaba por la separación entre la religión y el poder.

Que los grupos religiosos se convirtieran en actores políticos, fue gracias a la dura represión que sufrieron los partidos progresistas en manos de las dictaduras subordinadas a EEUU, o porque fueron creados y potenciados por este país –como en Afganistán o Pakistán- durante su lucha contra la URSS. En los Estados hoy "revolucionados", dichos grupos, tolerados por las dictaduras, y por ello organizados e influyentes, se presenten como alternativa. Los Hermanos Musulmanes de Egipto, ya han adelantado que instalarán un sistema islámico, si así lo desea el pueblo. Abogan por la economía neoliberal y una moral medieval, copiando el patrón saudí. Su presencia en el poder contará con el apoyo de Washington, por su rivalidad y enemistad con los iraníes chiítas, y a pesar de que su rama más intransigente pretenda acabar con las estatuas de los faraones y con los pocos derechos que tiene la mujer egipcia.

Implantar un gobierno islámico con el modelo turco -una sociedad avanzada y de fuertes tradiciones laicas-, sería difícil en países subdesarrollados como Egipto, Libia o Jordania. A demás, a sus élites no les interesaría.
A la religión politizada aun le queda mucha vida. Mirad sino en propio EEUU y el abuso de las creencias de los fieles por parte de proyectos al estilo del Tea Party.
¿Brotarán nuevas democracias en aquella zona estratégica, donde las potencias libran una cruenta lucha para hacerse con sus recursos naturales? En el medio de la crisis financiera mundial, la debilidad de la izquierda, y el avance de la ultraderecha en Europa y EEUU, para su triunfo necesitarán formar alianzas democráticas (como el Frente Amplio uruguayo) y recibir el apoyo vigilante y organizado de todos nosotros.

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