Punto y seguido

Liberar al soldado Shalit

No lo lograron ni el ensañamiento con Gaza ni la operación de rescate, sino unas arduas negosaciones. ¿Por qué Israel en el mismo 2005 no aceptó la oferta de Hamas de canjear al soldado con unos 7.000 presos palestinos? ¿Exagerada asimetría? Si tras recuperar al militar, podría volver a detenerlos a todos... Hoy, el acuerdo se debe a los vaivenes políticos de la región, que involucran a los dos contrincantes.

El asilamiento de Israel por su divergencia con EEUU, por la nueva correlación de fuerzas en Oriente Próximo derivada de las rebeliones populares, la caída de su gran aliado Mubarak y perder a Turquía, le obligan a mover ficha. Tampoco podía demorar la liberación del joven mientras crece la posibilidad de guerra con Siria e Irán. En casa, los indignados exigían mejoras empañando la imagen de Netanyahu, que ahora se presenta como un político sagaz que combinó los ataques y la asfixia económica a los palestinos con negociación (¡con Hamas y a espaldas de Al Fatah, para ahondar su división!) salvando al soldado. En su juego de moverse sin avanzar cedió en el tema de los presos para no hacerlo en el de los asentamientos ilegales.

Hamas cuya posición se había debilitado tras años de guerra y sanciones que sufre la población de Gaza renueva su legitimidad y recupera su relevancia social, deslucida por la gloria de Abbas tras su histórico discurso en la ONU. Para miles de gazatíes con familiares y amigos presos, un triunfo inmediato vale más que la promesa de un futuro Estado. Los presos de esta tierra, son de los más veteranos del mundo: Nail Barguti pasó 34 años de su vida en prisión, tres de sus compañeros 31, otros 133 al menos dos  décadas, y todos en condiciones tan inhumanas como que hay quien ha pasado hasta ocho años en confinamiento solitario.

Mejora su imagen también el régimen militar de Egipto que actuó de mediador. Tel Aviv percibe que El Cairo si bien ha dejado de ser un aliado, no es un enemigo e incluso puede ayudarle a salir de algunos callejones.

Un canje de prisioneros –ya van varios- no es un paso hacia la paz. Israel sigue aplicando la doctrina del "poder hace el derecho" obligando a los palestinos buscar fórmulas para reforzar su capacidad de negociar...como, por ejemplo, hacer números: que un israelí valga más de 1.000 palestinos, es racismo, una humillación escandalosa, un golpe moral, pero también es toda una tentación, una oportunidad, un mensaje no muy oculto.

 

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