Carta con respuesta

¡Joder, qué tropa!

Ofertas que harían palidecer a los más avezados encantadores de serpientes. Hagan juego, señores ¿Quién da más? Todo ese cúmulo de mañas y truculencias resulta indigno. Indigno para quien los enuncia y para el puesto al que se pretende optar. Su actitud recuerda a la de los charlatanes de feria. Al menos ellos se lo trabajaban a pulso, con labia, gracia y sin un equipo detrás que apuntalase su pantomima interesada. Y es que, en el fondo, eso es lo que somos para ellos: los tontos del pueblo a los que estos nuevos charlatanes creen poder engañar a su antojo. "Llévese este artefacto cortefacto, cuchillo que corta, cuchillo que parte, y en el mismo lote se lleva usted la batidora y la sandwichera. Y regalamos peine". A la que nos descuidemos, de eso es de lo que vamos a acabar enterándonos todos: de lo que vale un peine.

PEDRO DE PAZ MADRID

Qué quiere que le diga, si tiene usted más razón que un santo? Me ha producido vergüenza ajena lo de los 400 euros. Si hay superávit, que construyan colegios, hospitales o bibliotecas. Lo más cómico es ver cómo defienden luego semejante disparate: ¿cómo va a ser hiperprogresivo darle 400 euros a Botín y la misma cantidad al botones de su banco, y todo en campaña, para comprar votos? Aunque lo diga Aznar, también creo que esto es caciquismo. Félix de Azúa observaba que "los españoles vivimos teocráticamente bajo el monopolio de la así llamada política democrática". Vivimos cómodos en una fe religiosa que nos ahorra el esfuerzo (y el peligro) de pensar. Si eres imprudente y dices lo que piensas con tu propia cabeza, comprobarás, según Azúa, "cómo se demuda el rostro de tu interlocutor y le oyes balbucear: ‘Pero, pero... ¡eso es lo que predica el PP!’. Quiere decir: ‘¡Eso es lo que opina el archimandrita de la iglesia ortodoxa rusa, enemigo mortal de nosotros los coptos" En el chiste, Mafalda le pide a Dios que Fidel Castro diga que la sopa es buena, porque razona: si Fidel dice que es buena, aquí la prohibirían de inmediato.

¿Por qué no aprenden de los maestros? Otro candidato ofrecía tres pesetas por cada voto y Romanones dijo a los electores: tú dame esas tres pesetas y te las cambio por un duro. Cada voto le costó sólo dos pesetas, además de obligar al otro a gastarse las tres pesetas en vano. Al menos Romanones pagaba en el acto, mientras que el duro del PSOE va para largo "porque requiere medidas técnicas", aunque se hace "en tiempo real" (según de la Vega, que ahora habla de forma más esotérica que Aramis Fuster: ¿qué narices es eso del tiempo real?).

¿Por qué hacen estas cosas? ¿Qué piensa usted? ¿Tan desesperados están? ¿O con tal de ganar, vale todo: gato negro o blanco? Como diría Romanones: ¡menuda tropa!

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