Carta con respuesta

Reutilización

Quería difundir una iniciativa que empecé a desarrollar la semana pasada. Es una idea que se me ocurrió cuando me planteaba el destino final del periódico tras haberlo leído una sola vez (realmente tiene una corta vida). Lo que hago tras leerlo, en lugar de tirarlo, es ofrecérselo a la primera persona que veo, para que también pueda disfrutarlo. Normalmente a alguien que veo esperando en un banco o a quien me sugiera que tendrá la posibilidad de leerlo. Me parece interesante animaros a realizar la misma práctica (no a primera hora, claro, para que el diario no pierda ventas) y conseguir así que un periódico tan bueno como es Público obtenga mayor difusión, ayudando también a fomentar el concepto de reutilización.

DAVID JARNE DÍEZ, Huesca

Por razones muy privadas, soy un decidido adversario de los usos múltiples. Navajas que pueden ser sacacorchos, tijeras de uñas y lupa; zapatillas con luz, chubasqueros reversibles o metros de costura con brújula. Me sacan de quicio. Al final, eso sólo puede desembocar en aquel inquietante crucifijo-navaja que mostró en una película Luis Buñuel: lo mismo vale para apuñalar que para un acto de contrición. Tampoco me entusiasman los objetos que tienen una segunda utilidad oculta o disimulada: bastones que esconden una espada, cinturones con un bolsillo secreto o Biblias huecas en cuyo interior hay una petaca de whisky. Lo que vale igual para un roto que para un descosido o lo que sirve para algo distinto de lo que parece me provoca inseguridad, mucha sed y ganas de volver a casa de inmediato.

Sin embargo, no tengo nada en contra del uso múltiple consecutivo. Admiro de su iniciativa, sobre todo, el carácter innovador. Hasta ahora, la reutilización del periódico se ha enfocado siempre a darle un segundo uso (y sucesivos, en su caso) distinto del primero. A saber: primero uno lo lee y luego otro lo utiliza para envolver pescado o el bocadillo de la merienda. Esta línea tan clásica se ha explotado ya bastante: barcos y aviones de papel, gorros para locos (cuando éstos aún se creían Napoleón), cornetas, monigotes para inocentadas, camiseta interior para indigentes, suministro de letras recortadas para la redacción de anónimos, etc.

Usted ha ido un paso más allá al promover la reincidencia: que otro vuelva a leer el mismo periódico. Sus predecesores han insistido en el concepto opuesto: darle un uso nuevo, imprevisto, al objeto que ya ha cumplido con el uso para el que fue construido. En esta dirección se han creado grandes clásicos, desde la máquina de coser transformada en tablero de mesa hasta el viejo televisor convertido en mueble-bar. No espero menores logros de su audaz iniciativa. Enhorabuena, David.

RAFAEL REIG

Más Noticias