Carta con respuesta

Menos inglés, 'please'

Una alumna de inglés, recién llegada de México con un nivel muy avanzado en el idioma, me explicó que las películas de habla inglesa siempre las había visto en versión original con subtítulos y la misma palabra ‘doblada’ la ignoraba hasta llegar a España. Por eso, habla bien el inglés, porque podía practicar aún más el idioma mediante el cine. Estoy yo entre la espada y la pared; por un lado, el espectador entiende el diálogo sin tener que leer subtítulos, pero, por otro lado, no está aprendiendo el idioma original y, con tanto interés en aprender el inglés últimamente en España, ¿no sería mejor hacer lo que hacen en el resto del mundo?  No lo sé, pero no me quejo: soy profesor de inglés aquí durante 30 años y así tengo más trabajo.

RICHARD M. McBRIDE VALENCIA

Había alguien (dicen que Ortega y Gasset) que, cuando le hablaban de Salvador de Madariaga, solía decir: "Ah, sí, ya caigo: Madariaga, ese señor que es tonto en cinco idiomas".  Que uno hable también otro idioma, en principio, sólo quiere decir que cuenta con la estimulante posibilidad de ser también tonto en otra lengua. Nada tengo, por supuesto, en contra de aprender otras lenguas (yo mismo he estudiado unas cuantas y soy en todas ellas igual de tonto). Es más, lo recomiendo mucho. Sin embargo, el desaforado papanatismo que se apodera de la sociedad española me asombra bastante. ¿La gente ahora tiene que ir al cine para aprender idiomas, en lugar de disfrutar de la película? Me parece chiripitifláutico.  ¿El objetivo principal del sistema educativo acaso es que los niños hablen inglés?  Supecalifragilístico, pero eso parece: cueste lo que cueste, así tardemos diez años, estos críos el día de mañana serán bilingües y tendrán conexión gratis a Internet. Conmovedor. La mejor opción, si queremos convertirlos a todos en tele-operadores de una multinacional o acémilas internautas.

Enseñemos inglés, pero, por favor, sin tanta fe religiosa en el don de lenguas. Por mucho inglés que sepan, lo fundamental siempre seguirá siendo lo que van a olvidar: lengua, matemáticas, historia, filosofía, latín... lo de siempre. Es decir, la cultura. Decía D’Ors (creo recordar) que la cultura es todo lo que uno ha olvidado. Todo aquello que ya no tiene vigencia como conocimiento útil, pero es lo que proporciona la posibilidad de aprender cualquier cosa: una cabeza bien construida, en lugar de bien amueblada (como quería Montaigne).

¡Que me aspen si hoy sé resolver una ecuación de segundo grado!  Vale, pero lo he sabido. Igual que he leído a Virgilio, y he aprendido análisis sintáctico y la tabla periódica. Por eso, no me costó tanto aprender inglés. No les demos sólo peces: enseñémosles a pescar. Menos inglés y más cultura.

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