Carta con respuesta

Sociedad secreta

Somos un grupo de 15 alumnos y leemos todos los días. Tenemos un carnet que usamos para coger de la biblioteca los volúmenes que nos tienen preseleccionados los encargados de ella: son Ángel, Belén y Mari Ángeles. Leemos cómics, chistes, poesía, aventuras, intriga... Cuando los hemos terminado, hacemos un resumen que nos corrige Montse. Después, publicamos el comentario en nuestro blog: www.somosquince.blogspot.com. También escribimos sobre artículos o noticias periodísticas porque participamos en el programa de ‘Aprender con el periódico’. En el blog, veréis también la revista de nuestro instituto, que dirige Ángel Encinas, juegos educativos o una campaña antidroga. Ha sido perfecto poder combinar la lectura con los medios tecnológicos, así nos han enganchado a leer cada día más. ¡Ah, por cierto! El diseño de nuestro blog es obra de Alberto, uno de nosotros.

FEDERICO GARCÍA BERNALT SALAMANCA

Me ha alegrado mucho vuestra carta, amigos, pues todos los que disfrutamos leyendo lo somos, ¿no? Creo que formamos parte de una sociedad secreta que no reserva el derecho de admisión. Somos muchos, pero no se nota demasiado por una característica muy particular que tiene la lectura: nos hace a cada uno distinto. En el resto de las organizaciones, sucede lo contrario: los que pertenecen a ellas cada día se parecen más entre sí. Los militantes de un partido o los aficionados a una clase de música acaban pareciéndose unos a otros. Hasta se visten igual. Quizá es eso lo que buscan: un grupo con el que identificarse, un modelo al que parecerse, la protección de una multitud. Los libros, en cambio, hacen a cada persona diferente de todas las demás porque se dirigen a lo que cada uno de nosotros tiene de único: leemos para eso, para aprender a vivir una vida propia y libre, y para imaginar, valorar e intentar comprender por qué los demás son diferentes.

¿Que los jóvenes no leen? Si en lugar de hablar tanto sobre los jóvenes, habláramos más con ellos, sabríamos que no es así. Leen, pero no se disfrazan uniformados de lectores, porque leen para ser cada uno distinto de los demás y diferentes de nosotros. Leen, pero no se nota a simple vista: hay que hablar con ellos para darse cuenta.

Hoy predomina, sin embargo, el pensamiento de chalet adosado: la obligación de pensar dentro de una urbanización donde todos tienen el mismo coche, el mismo jardín, la misma ropa y el mismo sueldo. Si nunca sales de ahí, ¿cómo no vas a tener miedo a lo que es distinto? Leer es un medio de transporte: la forma más rápida de salir de casa y de tu propia cabeza. Nos enseña cómo viven los demás. Nos enseña a no tener miedo a la diferencia, ni miedo a ser nosotros mismos. Así que: adelante, compañeros.

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