Carta con respuesta

Mrs. Robinson

No sé qué ocurre con los programas dedicados al público juvenil, pero son de lo más aleccionador. Un ejemplo es Física y química, en una de cuyas tramas un menor de 17 años tiene un romance con su profesora de Filosofía. La televisión se ha convertido en un nido de malos ejemplos. Se intenta llevar a las vivencias diarias la inmoralidad más absoluta. Que luego nadie se queje de que proliferan los embarazos de adolescentes y con ellos, los abortos: el sexo más prohibido se ha erigido en guía de los jóvenes porque ejemplo (aunque sea televisivo) les han dado.

ANA CORONADO BARCELONA

Usted aún cree que las narraciones deben ser ejemplares? Yo no. Yo creo que la narración es un vehículo específico para conservar y transmitir unos conocimientos específicos. Si se tratara de una melodía, utilizaríamos un pentagrama; si fuera una fórmula, una ecuación, etc. A nadie se le ocurriría usar ecuaciones para conservar y transmitir una canción, ¿verdad? ¿Qué conocimiento específico transmite una narración? Como Martha Nussbaum, creo que es el formato que usamos para explicarnos a nosotros mismos lo que hemos logrado saber sobre nuestras propias emociones. Las emociones tienen una estructura narrativa. Para explicar una emoción, contamos la historia. Si le pregunto a alguien por el rencor que siente, normalmente me dirá: "Te cuento, resulta que mi ex me hizo, etc...". Nos explicamos las emociones a través de narraciones: para eso es para lo que valen. ¿Quieres entender la venganza? Lo mejor no es una definición, sino que leas a Dostoyevsky. ¿Qué sabemos sobre el autoengaño? Lee a Flaubert. ¿Qué es la ambición? Lee a Stendhal. Toda comunidad tiene sus narraciones y con ellas transmite lo que ha logrado saber sobre las emociones humanas.

De eso tratan las series de la tele y, como es natural, son un laboratorio narrativo en el que se exploran emociones positivas y negativas. No se trata de dar ejemplo, sino de entender y entendernos. Tenemos que aprender también a gestionar (como se dice ahora) nuestra agresividad, nuestro deseo y nuestros impulsos más sórdidos.

No veo la tele, así que no sé de qué me habla, pero en principio los temas me parecen los apropiados. ¿De qué quiere usted que traten? ¿De chicos ejemplares que se portan bien? Por supuesto que hay atracción entre profes y estudiantes, se lo garantizo (he estado a ambos lados), ¿por qué no enseñarnos algo de lo que sabemos de esas emociones, de las conductas posibles y sus consecuencias? Por mi parte, si mi profe de Filosofía hubiera sido una Mrs. Robinson como Anne Bancroft, ¡qué no habría dado por tener con ella un lío de pronóstico! Como era don Evelio, me abstuve de intentarlo siquiera, qué le vamos a hacer.

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