Carta con respuesta

Mentiras

Leo con sorpresa en su edición del sábado un titular que reza así: ‘Dormir poco aumenta el riesgo de siesta’. Me congratulo con la noticia porque hacía tiempo que lo sospechaba y esto confirma mis suposiciones. Ahora espero con inquietud que dentro de poco me obsequien con otro gran descubrimiento del tipo ‘comer poco aumenta el riesgo de merendar’.

Antonio Pamos de la Hoz Madrid

Tiene usted toda la razón (y mucha gracia), aunque he repasado la noticia y al menos "riesgo" va entrecomillado: este periódico no insinúa que echar una cabezadita sea tan peligroso como parece. Por lo demás, el breve es perfectamente ridículo, como la práctica totalidad de las noticias (o lo que sean) relacionadas con la salud, la alimentación y la política nacional. Hemos llegado ya a un punto sin retorno: si lo afirma la prestigiosa publicación inglesa Journal of Contemporary Cucumber, estamos dispuestos a creernos que el consumo de más de tres pepinos semanales puede provocar que los miopes aumenten hasta una dioptría al año. ¡Carambolas! No sólo nos resignamos a esta clase de noticias, sino que nos convencemos de que saber algo así vale para algo y quizá hasta modifica nuestra Weltanschauung. Es lo que los políticos llaman la "sociedad de la información": una multitud de conocimientos

inútiles y sin relación unos con otros; datos aislados, con publicidad intercalada y con pop-ups que aparecen cuando menos te lo esperas. En otras palabras: Internet y televisión. No me sorprende que, para acabar ya de idiotizarnos, nos ofrezcan más ancho de banda gratuito.

A veces les digo a los amigos cosas como: "Acabo de leer que se ha demostrado que los que visitan al dentista más de tres veces al año tienen más problemas dentales que los que sólo van una vez". No falla, siempre hay algún menguado que se asombra y hay que explicarle: alma de cántaro, por supuesto, ¡por eso mismo van tanto al dentista! Algo tan simple como distinguir la causa y el efecto se ha convertido ya en tarea de eruditos,
auténticos intelectuales capaces de leer sin mover los labios y sin guiarse con un dedo sobre el renglón.

Como decía Mark Twain, hay tres clases de mentiras: la mentira, la maldita mentira y las estadísticas. Además de los anuncios de prostitución, a mí me gustaría que este periódico sacara pecho e hiciera una declaración solemne: "Público no acepta noticias basadas en encuestas, sondeos, estudios pamplineros ni cualquier otra forma de superstición y manipulación". ¿Se imagina? Habría que vernos, azacaneados, como putas por rastrojo, buscando noticias de verdad, en lugar de llenar las páginas con porcentajes, intenciones de voto, percepciones, análisis y demás quisicosas y vaciedades retumbantes.

Más Noticias