Carta con respuesta

Con más gracia

Las crisis (cruentas o incruentas: leer ‘La doctrina de shock’, de Naomi Klein), siempre han servido en los últimos tiempos para justificar medidas del orden: adelgazar la acción social en los presupuestos del Estado; privatizar no sólo lo que todavía sea público, sino los servicios sociales; no intervención del Estado, libre mercado; desregulación de la protección del trabajador, nueva vuelta de tuerca en lo que queda de sus derechos (moderación salarial, aumento de las horas de trabajo, destrucción de sindicatos). Es decir, justo la implantación de los criterios de la Escuela de Chicago (Friedman y compañía): el capitalismo inhumano.

VICENTE MONJE FLORES MADRID

No he leído ese libro, pero lo que usted dice me parece razonable y verosímil. No hay más que escuchar a Solbes con la martingala de la moderación salarial para darse cuenta de la que nos ha caído encima. Una crisis (o como rayos decida nuestro Humpty Dumpty leonés que hay que llamar a eso que nos está pasando) y un partido socialdemócrata en el Gobierno son la combinación perfecta.

Es ya una vieja tradición del sistema capitalista que la socialdemocracia haga el trabajo sucio que la derecha no podría hacer. Para eso están y para eso les contratan. Es como esas parejas en las que, cuando hay que contar el chiste del búho y el ascensor, siempre dice uno de los dos: cuéntalo tú, anda, que lo haces con más gracia. Hizo falta el sin par gracejo sevillano para el chiste de la destrucción del mercado laboral y de los sindicatos; igual que ahora hace falta un talante optimista para contar el chiste de la inmigración o el de la jornada laboral y la negociación colectiva. Tipos como Berlusconi o Sarkozy no pueden apoyar villanías como la ley de retorno sin que les acusen poco menos que de genocidas. En cambio, un tío como Zapatero, puede hacerlo y encima decir sin mover músculo que es algo muy progresista. Sólo un socialdemócrata puede contar con gracia la pérdida de derechos laborales como flexiguridad y quedarse tan pancho, y mandarnos a trabajar y a consumir. La derecha no podría permitirse montar un proceso como el 18/98 o impedir por todos los medios una consulta popular como la de Ibarretxe. Cuando se trata de "construir imputaciones" para meter a toda costa a alguien en la cárcel (como ocurrió con De Juana), ese chiste sólo nos lo puede contar un ministro socialista (como recordaba aquí arriba Javier Ortiz que hizo López Aguilar).

Así que estoy de acuerdo con usted y sólo añadiría: agárrese, que vienen más curvas. Esto no ha hecho más que empezar. Mi única pregunta es con respecto a lo que usted llama el "capitalismo inhumano". ¿Es que hay otro? ¿Hay alguna forma de capitalismo que no sea inhumano?

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