Jintao y Fidel Castro se han ‘juntao’. Raúl, el hermano menor, incluso le ha ‘cantao’ una canción china popular. Desde que Fidel está enfermo, recibe más visitas que antes. A Chávez le hemos visto cantar alguna vez y el resultado es patético. A Raúl Castro no le hemos oído, pero tiene que ser igual de ridículo. Cantar bien es de pocos, cantar mal de locos, según un dicho popular. ¡Cuánto les gusta cantar a los dirigentes latinoamericanos! En occidente no es normal recibir a los presidentes cantándoles una canción típica de su país. Debe de tratarse de una nueva práctica diplomática. Para Fidel, la declaración del G-20 no dice nada. Tal vez no la haya entendido, por no estar escrita en chino. Para él es más útil el G-2, China-Cuba. Se entienden a la perfección aunque no hablen el mismo idioma.

ANTONIO NADAL PERÍA ZARAGOZA

Claro, en Occidente no somos tan majaderos. Pero yo recuerdo el pleno de aprobación del Estatuto de Catalunya, en 2005, que concluyó con los 135 diputados de pie y cantando Els Segadors. Emotivo, ¿verdad? A mí se me puso toda la carne de gallina. ¿Dice que "no es normal recibir a los presidentes cantándoles una canción típica"? Pues yo veo a ilustres visitantes que llegan al País Vasco y tienen que aguantar impávidos a un dantzari o algo así, un tío que les sueltan para que les reciba con unas piruetas y pantomimas de bienvenida, que sin duda serán ancestrales, telúricas y tradicionalísimas, faltaría más. Tampoco me olvido de que no hace tanto se consideraba urgente y necesario ponerle letra el himno nacional, para que todo el mundo pudiera al fin cantarlo en voz alta, con la mano en el corazón y los ojos empañados de lágrimas.

Todo esto, sin embargo, no es "ridículo" ni "patético" ni "de locos", qué va. Un respeto, por favor. Si lo hiciera un comunista como Fidel o, peor todavía, un mestizo como Chávez, entonces sí deberíamos reírnos a gusto. Que un tipo como Evo Morales se ponga un jersey es una ridícula salida de pata de banco. En cambio, que el príncipe Carlos vaya con faldita escocesa es un encantador y simpático detalle de respeto a la tradición. Formidable.

Por cierto, apúnteme a mí también en la lista de los tontos que ni siquiera entienden lo que leen, porque estoy de acuerdo con Fidel: la declaración del G-20 "no dice absolutamente nada". Peor aún: me parece brillante que la califique de "apelación piadosa" que se le hace al lobo feroz para que no se coma a Caperucita.