Carta con respuesta

Robo organizado

Llevo conduciendo sin carné 25 años y no me considero un delincuente. Es más, por esa misma razón me veo obligado a respetar al máximo las señales y las normas de circulación para evitar que me paren en la carretera por posibles infracciones, algo que muchos conductores con el permiso en regla incumplen, pues, por lo visto, se sienten amparados por disponer del tal carné. Antes de condenar a los ‘indocumentados’ deberían preguntarse por qué circulamos sin el mencionado documento. La respuesta es sencilla: es excesivamente caro. ¿Nos ayudarían a los no tan jóvenes a conseguirlo también por un euro al día?

GONZALO POLO PRIETO, Almería

No tengo carné de conducir (ni ganas). Durante años lo tuve, en Estados Unidos. Funciona así: con sólo pedirlo te dan un carné que autoriza a conducir acompañado de alguien con carné. Tiene un año de validez y así practiqué conduciendo un mes con una novia que tenía, en su coche. Ni autoescuelas ni coches especiales ni tonterías semejantes. Me presenté a un examen de sólo diez preguntas sencillas y a un examen práctico que hice en el mismo coche con el que me había entrenado. Precio total: diez dólares. Conduje a diario durante años sin ningún problema, también en España, cuando venía de vacaciones. Cuando volví a vivir a España me enteré de lo que sin duda sabe todo el mundo, aunque al parecer nadie se rebela: que el carné de conducir es un simple sacacuartos, un timo a gran escala organizado con la complicidad activa de las autoridades.

Fui a una autoescuela y allí me di cuenta de la cantidad de idioteces que había que aprender sin ninguna necesidad. Llegué a hacer unos tests y aquello me pareció una demencia absoluta: todo eran preguntas tramposas para engañar. Me enfadé de verdad con aquella cueva de Alí Babá (la autoescuela) y con los bandoleros de Luis Candelas (la DGT). No me considero inepto, de hecho puedo leer a Hegel sin mayor problema, pero no lograba entender aquellos ridículos tests, porque eran un tocomocho absoluto e insultante, repletos de argucias para hacerte perder tiempo y gastar más dinero. Decidí no tener carné: de todas formas odio conducir y odio los coches, así que me da igual.

No haría nunca lo que hace usted, porque es ilegal y yo soy muy miedoso (como ya he admitido aquí). Sin embargo, apoyo sin reservas que se denuncie la monumental estafa organizada entre la DGT y las autoescuelas. En mi opinión entra de lleno en el ámbito mafioso del robo organizado y a gran escala, y deberían procesarles sin contemplaciones. Como sabe todo el mundo, el sistema no sirve para reducir los accidentes ni para que los conductores conduzcan mejor: no tiene más finalidad que la de sacarles a los ciudadanos la pasta.

RAFAEL REIG

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