Carta con respuesta

Para eso pago

Viendo como algunos periódicos de tirada masiva (quizá es que la pagan así) dedican todos los días más de dos páginas a anuncios de prostitución, uno se pregunta si sería viable una querella contra un medio generalista (al que acceden menores de edad). La sociedad no puede seguir mirando a  otro lado, ni comprar un periódico con pinzas en la nariz, o pasar (e incluso arrancar) esas páginas "cochinas" rápidamente. ¿Y qué hacen el gobierno y la fiscalía? No vale practicar el doble discurso: defendiendo los derechos de la mujer por un lado y por otro diciendo que hay un vacío legal. Si hubiera voluntad y fueran consecuentes toda la familia podría leer un periódico que hoy día apesta. 

La llamada prensa del corazón no es menos "cochina": empresarios amartelados con jóvenes modelos o abuelas recauchutadas del bracete de esculturales caribeños. ¿Eso ya no es prostitución? Pues se oye el tintineo del intercambio de dinero o, como dicen los Códigos, de signo que lo represente. ¿Esto no apesta? 

No sé si debe prohibirse la prostitución, pero sé que es imposible. ¿Qué ley va a impedir que una persona mantenga relaciones para obtener un beneficio? Se puede perseguir sólo la prostitución más burda, lo que quizá la vuelva aún más sórdida y peligrosa, en manos del proxenetismo y la explotación.  

A. P. F.

¿Qué satisfacción busca quien paga? No creo que sea sólo sexual. Pienso que se trata de algo más profundo (si cabe): el poder. Yo pago y por eso impongo mi voluntad: no necesito seducir, porque pago, y la tía o el tío hace lo que yo diga. Supongo que ese es el auténtico placer: no tener que relacionarse con otra persona, sino sólo con un instrumento al servicio de la propia voluntad imperativa. Las relaciones entre personas suelen complicarse, hay que exponerse, consensuar, ceder, implicarse. Si la otra parte ya no es una persona, sino sólo un miembro del sector servicios, la cosa cambia. y la sensación de dominio debe de ser resplandeciente, a juzgar por la demanda imparable de prostitución. ¿Cómo acabar con la voluntad de poder? Porque, mientras exista, habrá prostitución, pienso yo.

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