Carta con respuesta

Vuelta al cole

En Estados Unidos, la ‘home school’ llega ya a cerca del millón de niños y, en España, han optado por ella un millar de familias. Es una alternativa a la enseñanza tradicional: los estudiantes no van a la escuela y estudian en casa siguiendo un plan totalmente personalizado bajo la dirección de los padres. Hay estudios que demuestran que los niños así educados presentan mayor madurez y estabilidad emocional, y también consiguen mejores resultados académicos gracias a la personalización educativa. Contrasta esta tendencia con el sistema uniformizante de la escuela estandarizada de nuestro país, en la que no se exigen metas adaptadas a la capacidad potencial de cada alumno y en la que resulta muy difícil la personalización educativa.

MARGA ISERN GARCÍA BARCELONA

En Estados Unidos, hay lo que a uno le dé la gana: cocodrilos ciegos y feroces en las alcantarillas de Nueva York, tipos que duermen con un revólver en la mesita de noche o familias que instalan una cámara web dentro del ataúd para seguir en directo la descomposición de su ser querido. Tampoco existe ya hoy en día sandez lo bastante supersónica como para que no haya uno o dos estudios dispuestos a probarla.

Si el cole sólo sirviera para transmitir conocimientos, a lo mejor podían quedarse en casa. Lo (poco) que aprendan en clase solamente es un efecto secundario: para lo que de verdad sirve el colegio es para librar un poco a los niños de sus propios padres y para enseñarles a convivir con otros. Por eso debe ser obligatorio, además de público y laico. Solo así se convierte en la garantía efectiva de igualdad de oportunidades: si tus padres son unos majaderos, unos fanáticos religiosos o unos esperantistas herbívoros, da lo mismo, tú vas a tener una oportunidad gracias al cole, vas a poder elegir. Si tus padres son ricos, pobres, ladrones o más honrados que una lata de sardinas, da igual, tú vas a poder elegir y vas a conocer a otros chavales que viven en circunstancias muy distintas. Los hijos no son una propiedad de sus padres, no forman parte de su patrimonio; el cole sirve para hacer eso realidad y darles autonomía e independencia. ¿Que no vayan al cole y se queden con sus padres? ¡Hasta ahí podíamos llegar! Luego esos padres reclamarán su derecho a encerrarles en un sótano, para protegerles mejor, como el tipo aquel austríaco.

Sepulturero, camarera, aviador, funcionario de prisiones: toda persona tiene derecho a que su hijo se sienta orgulloso y pueda presumir de sus padres en el patio de recreo. El cole público se ha creado para la tutela efectiva de ese derecho humano fundamental: que todo niño tenga la oportunidad de ser feliz, incluso a pesar de sus padres (de los que no tiene la culpa la criatura).

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