El repartidor de periódicos

Pirómanos vs. vendedores de humo

Pirómanos vs. vendedores de humoSi algo nos está enseñando el sinuoso avance mediático del procés es que la prensa tradicional y generalista española tiene en nómina tantos periodistas de bufanda como la prensa deportiva. Para los legos en el asunto de la pelotita, explicar que el periodista de bufanda es aquel que antepone el amor a sus colores a cualquier consideración técnica, racional o analítica. El caso más flagrante es el de Tomás Roncero, a quien AS graba berreando y revolcándose por los suelos cuando pierde, empata o gana su Real Madrid. Son vídeos espeluznantes en los que un señor mayor desmiente cualquier teoría evolutiva y la onomatopeya aniquila toda esperanza sintáctica. Pero, al fin y al cabo, se trata solo de fútbol.

El País de hoy sale a los kioskos denunciando a cinco columnas que La Generalitat lanza a la población contra el Estado, y uno se imagina a Carles Puigdemont con su secador gigante soplando vientos furiosos sobre las espaldas de los catalanes para empujarlos hacia la frontera a conquistar Calatayud. Con los periódicos del decanato mediático me pasa ultimamente como con los discursos del rey: me saben a conseja de vieja que nos toma por tontos.

Pirómanos vs. vendedores de humoEl titular viene a igualar, o incluso superar, al que nos regaló en la víspera La Razón: Puigdemont usará niños como 'escudos humanos'. No me digáis que no se visualiza bien la imagen saturnal y devoradora del president. En ABC, la alerta recayó espartanamente sobre los 300 antisistema europeos [que] se ponen a las órdenes de la CUP. No existe la volición en todos estos colectivos de adultos, niños y antisistema. Son --somos-- todos corderillos intelectualmente inanimados arrojados al matadero del absurdo sin conciencia ni capacidad de rebelión. Lo de los niños me lleva incluso a recordarles un matiz a estos defensores de la infancia: recuerdo con nitidez la cantidad de menores que se conducían por Madrid en las marchas por la vida contra la ley del aborto o los acercamientos de presos de Zapatero. Entonces los niños no eran adjetivados como 'escudos humanos', sino como tiernos angelitos en peligro. Periodismo de bufanda. Echa uno de menos a los periodistas indepes, en el mejor sentido del término.

Pirómanos vs. vendedores de humoTambién en El País, incide en esta percepción el FAES José María Lassalle, secretario de Estado para la Sociedad de la Información. "Cataluña avanza hacia el desbordamiento de la legalidad por la sinrazón tumultuaria", escribe. Y, por supuesto, considera que el populismo, el socorrido populismo, es la enzima que activa este alzamiento de masas. Se confunden demasiadas veces, y de forma torticera, los conceptos de pueblo y populismo. A la manifestación pacífica se la denomina "sinrazón tumultuaria", que sería aplicable también a la Revolución Francesa o a la guerra de la independencia norteamericana. Hoy día, sociedad de la información, solo es posible ejercer el populismo sobre pueblos inmaduros, poco formados, intelectual y volitivamente débiles. No es el caso del independentismo catalán. Y menos si, como desvelaba el propio diario de Prisa en las mismas páginas, son las clases sociales con más recursos económicos y culturales las que con mayor vigor impulsan esta "sinrazón tumultuaria y populista".

Otros periodistas, como Rubén Amón, se asoman a la poesía para explicarnos lo que está sucediendo: "No se trata de recobrar el país que nunca existió sino de fundar uno nuevo con presupuestos virginales". No deja de ser una versión un poco más endecasílaba que la utilizada cuando Podemos empezó a tener voz y sillones en la política española. Se les tachaba entonces de adanistas o, directamente, de adanes. El caso es que tanta metáfora se te puede volver en contra. No creo que ser el único ciudadano de este país que aspira a refundarlo con espíritu adanista y sobre presupuestos virginales. Cuando uno ha naufragado hasta las simas donde se encuentra España, partir de cero se hará siempre más ventajoso. Lo cual que me declaro adanista y virginal, si se me permite a esta edad. Esa es mi bufanda.  Y mi forma de no alienarme en ninguna de las trincheras desde donde se acribillan pirómanos contra vendedores de humo.

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