Rosas y espinas

Pablo Iglesias arrolla a Pedro Sánchez en el debate

pedroHa necesitado poco tiempo Pablo Iglesias para darse cuenta de que Pedro Sánchez es un rival muy blandito. De momento. Hace unos días le retó a un vis a vis catódico, y el secretario general de los socialistas ha dicho que no. Que su agenda no la marca un recién llegado. O sea, que el PSOE da prioridad a los vis a vis televisivos con los muñecos Trancas y Barrancas, o con el casquero del led Jorge Javier Vázquez. A esos programas sí acudió Sánchez, y los dos debates los perdió. No se le puede ganar un debate a Trancas y Barrancas, ni a Epi y Blas, ni a Bob Esponja. Pero estos son los líderes de opinión que Pedro El Hermoso elige como rivales políticos, dialécticos, intelectuales. A ver si al final vamos a terminar viendo a Epi y a Blas contestando a las preguntas de los periodistas los viernes, en las ruedas de prensa posteriores al Consejo de Ministros. Me da que sí.

hitlerDesde Ferraz, para explicar la negativa de Sánchez a boxear con Iglesias, han lanzado a los medios una excusa muy brillante: "No entendemos esta táctica de hacerle la oposición a la oposición". Pues yo sí la entiendo. Porque necesito comprobar si Pedro Sánchez es realmente oposición al PP o solo un compañero de viaje del PP en las alternancias pactadas alrededor de los heil Hitler a Merkel o de cualquier artículo 135 de la Constitución susceptible de ser deshumanizado. La frase me ha salido tan larga y tan sin respiración como mi miedo al futuro del PSOE. Uno siempre suspira cuando muere una rosa color luxemburgo.

Los últimos desperdicios de la izquierda española estaban en almoneda desde que el PSOE abandonara el marxismo e IU entrara en los consejos de administración delincuente de las cajas de ahorro sin denunciar nunca las estafas (e ingresando al partido sueldos de 200.000 pavos anuales por cada consejero). Los primeros por acción y los segundos por omisión son sospechosos de connivencia. IU se parapeta en el hecho de que sus consejeros no se enteraban de los desfalcos en Caja Madrid, por ejemplo. No me vale. Decía Baudelaire que no hay nada peor que hacer el mal por estupidez. Pues estupidez es sentarse en el consejo de administración de una caja de ahorros y no enterarse de que están esquilmando a los ciudadanos. Se fueron al Nunca Jamás de la miseria española 22.000 millones de euros solo en Bankia. Con esa pasta haría yo reír a unos cuantos niños. A los 2.300.000 que viven hoy en España por debajo del umbral de la pobreza. Por poner un frívolo ejemplo.

Al PSOE y a IU no les queda más remedio que confesar sus pecados y pedir la absolución al pueblo. Y el pueblo, por razones quizá ignotas, ha convertido a Podemos en el cura absolutor. Jorge Javier y Pablo Motos están bien para promocionar el último disco de One Direction, pero no para difundir el perfil político e intelectual del nuevo secretario general del muriente PSOE.

Podemos y Pablo Iglesias --perdón por personalizar a un partido que sería idéntico con otro líder, pero tengo que meter la foto-- usaron la televisión porque la televisión les aceptó como frikis inanes, y muy inteligentemente se aprovecharon de su supuesto frikismo. El espectador se dio cuenta enseguida de que los frikis no eran los de Podemos, sino los presentadores y tertulianos que los aceptaban a su lado. Ahora algún listo estratega del PSOE ha pensado que el líder del PSOE tiene que renacer como nació Podemos. En la televisión. Se les ha escapado el sutil matiz de que el PSOE tiene 135 años de historia y Podemos acaba de cumplir nueve meses. Este acercamiento estratégico de un viejo a un neonato me suena a pederastia política.

Pablo Iglesias ha retado a Pedro Sánchez a la televisión para dignificar a la televisión y al consumidor de televisión. Pedro Sánchez prefiere que se debatan sus ideas en Tele5 entre las bragas de Mariló Montero y las eyaculaciones precoces de los sementales de Gran Hermano. Por eso me da la impresión de que Pablo Iglesias ya ha ganado este debate no celebrado a Pedro Sánchez. Por goleada. Y no es cuestión de agenda, Pedro. Porque tú aun no has tenido ni tiempo de tener agenda. Una estrategia política basada en no hacer nada y esperar a lo que el tiempo dirá solo le sale bien a Mariano Rajoy. Que siempre ha sido un soso.

Parafraseando a (cómo no) Oscar Wilde: el socialismo es un escenario, pero la obra tiene un reparto deplorable. Hasta que en la tele y en la calle demuestres lo contrario, Hamlet, Guildenstrens, Pedro.

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