Rosas y espinas

Espe pide un súper tamayazo

 

espeEl pueblo es injusto, malo, paleto y desagradecido, como los pobres de pedir. Resulta que el domingo se le dejó votar al pueblo, por decirlo así, y en vez de votar a la condesa que nunca se retira decidió votar a una jueza retirada. Una puede soportar la democracia, Esperancita, pero nunca la mala educación. Y no votar a las condesas, todos los lacayos y los señoritos bien lo saben, es de mala educación. La libertad tiene un límite. La libertad del pueblo termina donde empieza el libertinaje de las condesas, y este es el principio histórico, cultural, religioso y estético que ha violado la villa de Madrid este 24 de mayo, déle dios mal galardón. A Madrid y al 24 de mayo.

Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día

ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba el albor.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón.

Hasta yo, que soy más tonto que un haba pero más rápido que un electrón, me he dado cuenta de que, en esta ocasión, ni siquiera va a existir la posibilidad de corregir con un tamayazo tamaño error popular de votar poco a las condesas. Oh, fuerzas del Hades democrático, cuán injustas sodes. Por decirlo en la lengua de la calle.

En 2003, por si algún tonto del haba como yo no lo sabe, Esperanza Aguirre perdió las elecciones a la Comunidad de Madrid. Pero dos diputados del PSOE, Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, se ausentaron indispuestos cuando tocó votar la investidura del candidato socialista. ¿Por qué? Sin duda por indisposición neoliberal, que afecta mucho a los diputados electos y poco remunerados. Se repitieron las elecciones y Esperancita ganó. Los designios de las democracias aguirristas eran, hasta ahora, inescrutables.

Las urnas tienen vocación de funerarias, como toda condesa sabe, y sirven para enterrar las cenizas de la voluntad popular. A poder ser, en las cunetas.

Por eso nuestra condesa, dando una lección al mundo de lo que es la democracia 5.0, acaba de proponer al PSOE que dé un tamayazo universal. Que, en vez de dos diputados de mierda, baratos y sin escrúpulos, se le postre a sus pies el PSOE todo, el PSOE entero, el socialista, el obrero, y el español, y votando pucherazo le otorguen a mi Espe la alcaldía. Mi condesa consorte lo ha explicado así: "PP y PSOE no pueden considerarse enemigos ni adversarios", dijo ayer Esperancita, quizá menos pizpireta que de costumbre, y sin atropellar por el camino a ningún agente de la policía municipal, lo que denota que está un poco melancólica y enferma de spleen.

Aguirre quiere pasar del ordeño y mango al ordeno y mando, y eso a los demócratas de toda la vida nos parece un síntoma de astenia primaveral de nuestra aristocracia. Si nuestra aristocracia se tambalea, todo el sistema se tambalea, y los mercados internacionales se van a poner inmensamente agónicos. Nuestros cinco millones de parados no hacen otra cosa que pensar en los mercados internacionales y en su lagrimeo, y esa cuita feroz de nuestros cinco millones de parados acabará por engendrar en el IBEX 35 enormes melancolías que ningún submileurista desea ni resiste.

Casi todos los colaboradores más cercanos de Esperanza Aguirre están en la cárcel o a punto de entrar. Eso demuestra su cercanía con los yonquis, los desesperados, los carteristas, los que roban comida en los supermercados para alimentar a sus hijos. Esperancita está en la calle, en los arrabales, en las cárceles, con el pueblo llano, como Granados o Bárcenas. Ahí es donde se ve su compromiso con los oprimidos. ¿Tiene algún amigo en la cárcel Manuela Carmena? No. Eso demuestra su desafección al pueblo. Carmena es casta. Nunca la han acusado de financiación ilegal de su partido (a Espe, como le corresponde a una condesa, el delito le prescribió, aunque había delito). Nunca el número dos de Carmena ha entrado en el talego. No saben lo que es la ruda realidad, el día a día de nuestros desfavorecidos.

Los españoles debemos de detener a los populistas, Espe. No vaya a ser que se pongan a mirar las cuentas, las cunetas y las avecillas de los populares, cual ballestero.

Si el ballestero lo hiciere, y yo tengo alma de ballestero, déle dios mal galardón.

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