Rosas y espinas

Wert sale a Scaena

wertAcaba de largarse a París el ministro de Educación y Cultura José Ignacio Wert. Es una buena noticia para todo el mundo, menos para París. Wert ha batido el récord, dato del CIS, como el ministro peor valorado de la democracia, la dictadura, el falso comunismo feroz staliniano o la autarquía universal, por poner algunos ejemplos. Wert se va con una nota de 1,56. Mucho peor que la que lograría Poncio Pilatos. Lo digo porque, en muchos sistemas del planeta, incluido el nuestro, ya te dan cinco puntos en las encuestas o en las elecciones por el simple hecho de haberte lavado las manos. Sobre todo si las tenías manchadas de sangre.

Que la gente que contesta las preguntas del CIS, o sea, los españoles, haya despachado a nuestro ministro de Educación y Cultura con una nota de 1,56, dice mucho en favor de nuestra educación y de nuestra cultura. En época de crisis, frío y hambre, ningún pueblo sin educación o inculto da tanta importancia a la cultura y la educación como para poner menos nota al ministro del ramo que a los de hacienda, economía, vivienda, sanidad o tal. Parece ser que los españoles nos vamos dando cuenta de que el pan y el calor se sirven en envoltorios de educación y cultura. Y de ahí el extraño resultado de las encuestas de Wert. Y su inexplicable salida del gobierno perfecto, diamantino e inmóvil de Mariano Rajoy.

Ayer estuve en Madrid viendo el festival fin de curso de la escuela Scaena, la de Víctor Ullate. Cosas de estudiantes. Una de las piezas que cantaron y bailaron estas gentes medio núbiles fue la más antirracista de West Side Story, cuando unos portorriqueños discuten entre sí si prefieren ser desclasados en EEUU (ellos) o declasados en Puerto Rico (ellas). Otra era una versión bastante libertaria de la pastelada de la factoría Walt Disney El Rey León. Quizás andaba yo un poco influido por la muy reciente espantada de Wert, pero le pregunté a una de las actrices/bailarinas, 18 años:

--Joder, tía. ¿Estabais hablando de racismo y de fascismo? ¿Se piensa en eso cuando se sale al escenario?

--Pues sí –me contestó y volvió a sus cosas.

La cultura y la educación siempre sobrevivirán a los ministros de cultura y educación como Wert, a cualquier ministro. Y por eso la revolución educativa y cultural está bajándose a las escuelas privadas como Scaena y subiéndose hasta las calles obreras del CIS, que somos más o menos todos. Que el ministro de Educación y Cultura haya sido el menos valorado de la historia refleja el miedo de la gente a dejar de saber, de pensar o de soñar. Lo normal es que se odie al ministro de Hacienda, coño. A mí la salida de Wert, primer ministro dimisionario de este gobierno, me parece más que significativa. Nuestra derecha empieza a huir por el lado de la cultura. Da la impresión, espero, sueño, que este síntoma significará que nos estamos curando de algo. De nosotros mismos, o sea.

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