Rosas y espinas

Cataluña no me interesa

300px-Catalunya+Comarques+EspañolCuando veo a los niños y a las niñas de la Cañada Real acercarse a mi coche para ofrecerme cocaína o heroína, no puedo hacer otra cosa que preocuparme por la deriva soberanista que ha emprendido el afamado pueblo catalán. España escribe su historia antes de hacerla, por eso somos tan previsibles y estúpidos. Como las pijas más endocrinas de Serrano, siempre anteponemos lo desfundamental a lo ecdótico.

--¿Sabes aquel chico tan guapo que se llamaba Jorge y que quería ser soldado?

--Sí, algo me suena. Uno que iba de malote.

--Pues se hizo soldado, o sea, pero de graduación, que venía de buena familia, y lo mataron en Siria o por ahí.

--¿En Siria? Qué lejos, ¿no?

54e6e37661ff6.r_1424417696934.0-0-580-299Cuando voy diciendo por ahí que a mí el tema catalán me la trae floja, la gente me mira raro. Quizá por miopía mía, observo a mi alrededor y no veo más que cosas, hambres, refugiados, investigaciones y muertes que me parecen más importantes que el tema catalán. El tema catalán es una frivolidad, tal y como están los asuntos nacionales e internacionales. Y deslegitima, desde mi modesto punto de vista, a soberanistas y antisoberanistas, a Artur Mas y a Mariano Rajoy, a PS, AR, PI, AG, y a todos sus votantes; a catalanófilos y a españófobos y viceversa, por no seguir enumerando.

Nos atizamos con problemas en vez de pelear contra los problemas, y a mi edad eso ya resulta un poco cansado. Tengo una amiga muy perroflauta y muy zen que dice que el asunto catalán no se arregla mirando para otro lado, sino mirando hacia el otro lado. No sé si va a tener algo de razón, aunque ella no es mi tipo.

Arrastrar la historia en la memoria puede llegar a ser inteligente, pero cargarla al hombro como un saco, que es lo que hacemos los carpetovetónicos y demás, nos convierte en bestias. Sé que me pongo grandilocuente, pero no otro gesto me merece este muy serio problema catalán. Que me desvela tan profundamente como duermo. Y, como habéis podido comprobar, hasta me pone barroco, que es lo más frívolo que uno se puede poner.

El meu pais és tan petit
que quan el sol se'n va a dormir
mai no està prou segur d'haver-lo vist

Diuen les velles sàvies
que és per això que torna
potser sí que exageren
però tant se val

Cantaba Lluis Llach, candidato. Però tant se val. Tanto da. A mí el tema de ese petit país, ya lo he dicho aquí, no me interesa. Salvo cuando veo a los niños y a las niñas de la Cañada Real acercarse a mi coche para ofrecerme cocaína y heroína.

Más Noticias