Rosas y espinas

Hola a las armas, ISIS

imageEn junio de 1920, The New York Times publicaba un editorial pidiendo que se controle el derecho de los ciudadanos a comprar y portar armas. Este sábado 5 de diciembre de 2015, por segunda vez en 95 años, vuelven a insistir con el asuntillo, titulando en portada The gun epidemic (la epidemia de las armas, de las pistolas). Yo creo que se están pasando con tanto abundar en el mismo tema en tan poco tiempo. Con una vez bastaba. La gente no es tan tonta. Abres el periódico en 1920 y en 2015, y te encuentras con la misma historia. Qué pesados son estos pacifistas. Todos los siglos, la misma noticia. Habría que echarle al periodismo un poquito más de imaginación.

imagesMurieron en París 137 personas en este asqueroso atentado yihadista del 13-N, y este miércoles mataron a 14 en el tiroteo sin ideología de San Bernardino (California). Por los muertos hondos de París se activa una guerra, en la que se matará a muchos colaterales, que es como se llama ahora a los niños de otras razas que mamaban por lo lejos. En EEUU, mueren casi 1.000 personas al año por esa aficion de la segunda enmienda a permitir que un fontanero, un profesor, una farmacéutica, un electricista o un torero puedan portar armas. Un día de lluvia, o de locura, o de desahucio, o de divorcio, o de cornamenta, o de malas lecturas, el fontanero, el profesor, la farmaceútica, el electricista o el torero cogen su arma legal y se cargan a quien les dé la gana.

Y  nadie monta una guerra.

Y sería una guerra igual a la que hay (e insisto en el hay, que casi es un ay) que emprender contra ISIS.

Contra un enemigo igual de indeterminado.

Y sin estado.

Y sin fronteras.

1424158311_616168_1424189529_noticia_fotogramaEstadísticamente hablando, las muertes últimas de París en los atentados apenas superan el 10% de los asesinados este año por armas de fuego libres en Estados Unidos. Yo me lo haría mirar y obamear, ya que el premio Nobel de la Paz no debería de ser distinción que salga gratis.

En mi casta inocencia, sospecho que ni Al Qaeda, ni Isis ni tal tienen fábricas de armas para hacernos la guerra esta tan terrible. Así que alguien se las tiene que vender. No quiero apuntar a EEUU, ni a Rusia, ni a Alemania, ni a Francia, y mucho menos a nuestro ministro de Defensa (yo prefiero llamarle de Guerra), Pedro Morenés, que antes de acceder al cargo era consejero de Instalaza, una de las mayores distribuidoras mundiales de las ilegales bombas de racimo, que se ocultan bajo la tierra de los caminos de los niños africanos que hoy no tienen piernas. Pero las armas de Isis, Al Qaeda y tal tienen que salir de algún sitio. Como las que este miércoles mataron a 14 personas en el tiroteo sin ideología de San Bernardino (California)

charlie-hebdo-publisher-charbLa paz es muy difícil cuando está en manos de quienes venden las armas. Me parece a mí. Pero ya sabéis que yo divago. Y a la gente inteligente lo que le importa es lo que digan los mercados. Que yo ya sé lo que van a decir. Nunca sube la prima de riesgo cuando muere un hombre, una mujer, un niño. No pensemos en eso, no vayamos a caer en el idealismo. Por ejemplo, que ni se nos ocurra soñar con el día en que The New York Times se cuestione el derecho de los estados, imperios o países a comprar o vender armas a cualquiera. Y cualquiera somos todos. Vaya tontería se me acaba de ocurrir.

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