Ruido de fondo

Metadona para Ibarretxe

Las toxicómanas declaraciones de Ibarretxe, asegurando que el PNV seguirá dirigiendo el país desde donde sea demuestran lo imprescindible que es para la salud mental de Urkullu y los suyos que los nacionalistas vascos inicien un tratamiento de desintoxicación. Como todos los partidos que gobiernan más de dos legislaturas, el PNV ha confundido su aparato con el del Estado y ha perdido el sentido de la realidad. Da igual quién gobierne. Lo único importante en el País Vasco (y en la Andalucía de Chaves, por cierto) es que pasen a la oposición ya, urgentemente, los que llevan gobernando décadas. Si los partidos políticos no tienen sentido de Estado ni sentido del ridículo, que por lo menos tengan sentido del espectáculo.Para Zapatero resultaría más cómodo dejar que repitiera Ibarretxe, acudiendo a la tácita ley del partido más votado, y obtener a cambio un pacto estable de legislatura con el PNV en las Cortes. En época de crisis y cuando nadie quiere ser amigo del Gobierno, esta parece ser la postura más pragmática, aunque no la más saludable. Así que celebro que por una vez un político no haga cálculos a cuatro años vista y tome decisiones con miras más altas, aunque la decisión de no casarse con los nacionalistas vascos le cueste las próximas elecciones.E insisto en la mayor: me parece un despropósito de nuestro sistema electoral que un partido como el PNV, con un millón y pico de votos, sea por el arte de birlibirloque de Monsieur D’Hont, determinante a la hora de gobernar un Estado de 46 millones de habitantes. Si el peso del PNV en Euskadi es grande, aunque no mayoritario, su representación en las Cortes Generales está sobredimensionada.

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