Ruido de fondo

¡Todos a bailar techno!

He leído en varios sitios que Rajoy acaba de nombrar a un tecnócrata como ministro de Economía. Un tecnócrata es como un robot: no es de derechas ni de izquierdas, y sus decisiones —técnicas e inmaculadas— no están contaminadas por eso tan sucio y tan imperfecto que es la política. Las medidas que tomará el nuevo ministro no estarán dictadas por la ideología, eso se nos viene a decir. El nuevo ministro hará lo que no hay más remedio que hacer. Frente a los políticos, que son como niños, el tecnócrata se ofrece al imaginario de los ciudadanos como una persona mayor.

Pero es falso que el tecnócrata no tenga ideología. El nuestro, por ejemplo, que fue asalariado de Lehman Brothers, muy de izquierdas no puede ser. Los tecnócratas siempre son de derechas, pero se les pone ese nombre para que el liberalismo económico no parezca una opción política entre varias, sino la única manera de hacer las cosas. Al tecnócrata no se le puede discutir porque lo que él hace no es política, sino ciencia. Así que nada de protestar.

En realidad el robot tecnócrata es otro intento de hacer pasar el interés de unos pocos por interés de todos. El tecnócrata aparece cuando la política se desprestigia. Pero es que en época de crisis lo que se necesita precisamente es un político, alguien que decida quién debe pagar impuestos, cuáles son las partidas prescindibles y dónde debe invertirse más. Justo lo que hace un tecnócrata bajo su disfraz de máquina apolítica. Es lo que ha hecho el tecnócrata Monti en Italia, liberando a la Iglesia de pagar el IBI; y lo que hará el nuestro cuando meta la tijera en vez de, por ejemplo, perseguir el fraude fiscal.

Más Noticias