Ruido de fondo

Contra el sexo

Un viejo fantasma recorre Europa: la lucha —una lucha encarnizada, claro— contra el sexo. Hay batallas perdidas en esta larga guerra que dura lo que dura la cristiandad: ya se dice por todas partes sexo y violencia, como si no pudiera existir el uno sin la otra, como si esas dos palabras designaran la misma actividad. Un triunfo de los estrechos. Ahora el campo de batalla se llama Berlusconi, el político más repugnante de Europa incluyendo a Aznar. Así que está difícil denunciar que bajo las velinas, las fiestas y los aviones hay una dura ofensiva de la moral y las buenas costumbres, esta vez disfrazadas de progresismo regeneracionista. Está difícil señalarlo sin que te acusen de machista o de estar defendiendo a Papi. Todo esto es también una batalla contra Berlusconi, por supuesto. Y está bien que se ataque de este modo a tipos como él, elegidos democráticamente. Sobre todo si además de combatir el Mal se venden periódicos. Pero hasta el momento lo único seguro, seguro que tenemos es que a Berlusconi le gusta irse de putas. Y esta aberración, que le gusten las orgías y las bacanales como a buen emperador romano, es el espantajo que se agita contra él. Chicos de la prensa, intelectuales de izquierda, periódicos progresistas: ¿no hay nada mejor? ¿No hay ni un soborno que llevarnos a la boca? ¡Es Berlusconi! Seguro que hay cohechos, amenazas e intimidaciones por ahí. O cosas peores. ¿No habéis encontrado nada? ¿No hay ni siguiera una prueba de que a las putas se las pagara con dinero público? Un papelito, algo... ¿Ni una foto de Patrizia D’Addario bajando del avión presidencial? Por cierto, he leído su entrevista, que sale en todos los periódicos: ¡vaya orgías tan aburridas! 

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