Ruido de fondo

La democracia es asín

Hay quejas porque Zapatero ha metido la tijera en el gasto social sin tocar a los ricos riquísimos. Es verdad: hasta ahora no ha dicho una palabra sobre el fraude fiscal, ni ha hablado de reformar del tipo impositivo de las rentas más altas, ni ha mencionado las Sicav, ni ha dicho de imponer a los bancos una tasa como la que planean establecer los conservadores en el Reino Unido, y cuyo coste acabarán pagando los clientes. Pero parece lógico que sea así. Los mercados (es decir el capital disfrazado con esa amable palabrita que suena a popular tienda del barrio) son señores, o instituciones dirigidas por señores, que quieren ganar dinero a toda costa con sus compraventas, y que supeditan cualquier consideración a este principio. Los mercados son grandes fortunas que compran activos, magnates, bancos, corporaciones, compañías multinacionales, Estados soberanos y también, ojo, un nutrido ejército de pequeños accionistas. No creo que estos mercados, que están exigiendo recortes del gasto social en todos los países europeos para garantizar la rentabilidad de sus inversiones, estén dispuestos a perder por el lado de la fiscalidad lo que acaban de ganar por el lado de las amenazas. Para que los mercados ganen dinero la rendición de los asalariados ha de ser incondicional. Repartir los sacrificios según las capacidades de cada uno, arrimar todos el hombro para levantar el país o la eurozona son empeños loables, pero de una ingenuidad insultante. Esto es un sistema capitalista, no un campamento de boy-scouts. Si de algo ha servido la comparecencia de Zapatero es para constatar sin ningún género de dudas quiénes son los mandan aquí.

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