Ruido de fondo

España se rompe

Empiezo a preocuparme. Si el PP ya ni siquiera se molesta en disimular su desvergüenza es que porque saben que la inmoralidad no resta votos.

Todos nos acordamos de la histeria con la que Rajoy y los suyos vivieron la reforma de los estatutos de autonomía. Durante meses no hicieron otra cosa que cacarear como gallinas asustadas que España se estaba rompiendo. Histeria hipócrita además, porque en Andalucía votaron a favor de artículos que habían recurrido en el Estatuto catalán. Y no es que yo sea muy amigo de la gran chapuza autonómica o de esta reforma de los estatutos que la gente nunca pidió. Más bien lo contrario: de todas las ideas posibles para organizar administrativamente un territorio, la mejor no es que existan 17 políticas educativas, 17 políticas sanitarias y 17 calendarios de vacunación.

Pero hay cosas peores. Actitudes macarras como la del presidente murciano, que amenaza con no aplicar una ley que le disgusta, son muchísimo más tóxicas que el Estado de las Autonomías. Y además son incomprensibles en un partido obsesionado por la sagrada unidad de España. Aunque vaya de farol, lo del murciano es más nocivo que el uso del catalán como lengua vehicular. Hablo naturalmente de la ley de aborto, pero no sólo de ella: también de la ley de dependencia o de la ley de memoria histórica o de la ley antitabaco, normas que no han gustado a Esperanza Aguirre, por ejemplo, y que han sido saboteadas impunemente por su Gobierno. Chicos del PP: si de verdad os preocupa que los españoles tengan los mismos derechos independientemente del lugar donde vivan, oponeos a esa anómala situación que no permite abortar en la inmaculada Comunidad Foral de Navarra.

 

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