Ruido de fondo

Azotes en el culo

Según el Informe Juventud en España 2008 sólo un 18% de los jóvenes se declara interesado por la política. ¿Qué se ha hecho mal?, se preguntan los socialdemócratas. Yo creo que nada. Yo creo que se ha hecho todo bien, incluso muy bien. No sé qué quieren esos perpetuos nostálgicos del 68. ¿Una juventud como la francesa o como la griega, capaz de poner en jaque al Gobierno de turno? Quita, quita. El proceso de desactivación de la juventud iniciado en la época de Felipe González ha culminado con éxito, y hoy tenemos la juventud menos problemática y más acomodaticia de toda Europa. Aquí sólo hay movilizaciones si pierde el equipo de fútbol local o si ponen límites al botellón. Lo que más le preocupa a la mayoría de los universitarios que yo conozco son las fotos de la orla y la ceremonia de puesta de bandas. Gracias a un tenaz y paciente trabajo de desmovilización, los políticos han conseguido que nuestros jóvenes se traguen sin rechistar los trabajos basura, los alquileres de escándalo, los salarios de vergüenza y la pésima calidad de la enseñaza pública en todos sus niveles. A mí me parecen motivos suficientes para armarla, pero yo soy de otra generación y además estoy aburguesado. Ahora hay algunos chicos encerrados en las universidades de Madrid, Barcelona y Sevilla para protestar por Bolonia. Pero no tengo muchas esperanzas de que la protesta se generalice. La maquinaria paternalista para desactivarla ya se ha puesto en marcha. La dirigen los mismos socialdemócratas que se preguntan con el Informe Juventud en la mano por qué nuestros jóvenes están desactivados. 

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