Palabra de artivista

El acoso cristofascista

Las JMJ ya se han convertido en lo que este Papa homófobo, misógino y radical quería: un disparo de salida para la carrera hacia atrás que la Iglesia pretende imponernos a los pueblos libres.

Lo comprendo, comprendo que quieran devolvernos a los tiempos dorados de la Inquisición en los que los Papas iban a la guerra y quemaban mujeres, homosexuales e infieles sin tener que dar explicaciones a nadie. Pero va a ser que no.

Y esa negativa de la historia en  borrar todos los avances que las minorías hemos conseguido a base de sacrificios, vidas y lágrimas, ha provocado la radicalización, virulencia y soberbia de la Iglesia. Se saltan constituciones, presionan a gobiernos, utilizan su dinero robado a los pobres a los que luego dicen ayudar para financiar a extremistas, cadenas de televisión, periódicos, universidades y colegios que son semilleros de anacronismos vivientes: extremistas que, al igual que Breivik que declaró su amor a la Iglesia Católica porque era más agresiva que la Luterana, están dispuestos a comportarse como terroristas, asesinos, o simples matones dictatoriales, al amparo de esas homilías reaccionarias.

Este Papa (ideólogo de una vertiente reaccionaria desde que era mentor de Juan Pablo II) quiere crispar, crear enfrentamientos, devolver el miedo, la guerra y el odio (el campo de cultivo ideal para cualquier religión) a nuestra sociedad. Ya no puede aprovechar la pobreza extrema, que ellos mismos han patrocinado en muchos países, para mangonear a la población. Y se revuelve en su apestosa ira, en su retorcida ira, en su cobarde ira... son los modos de la Iglesia: el curita hipocritilla y malicioso es un clásico, por desgracia.

Y todo esto cada vez se ve más claro en su comportamiento durante ese lamentable golpe de estado que fueron las JMJ, un despliegue de fuerzas mercenarias (compradas fuera, porque aquí a nadie le interesa ya un comino esa Iglesia anacrónica, antigua y provinciana) con el fin de asustar a la población indiferente, de demostrar que tienen armas, soldados y ganas de reconquistar el miedo. Por eso organizaron su particular Desfile de la Victoria. Porque eso fueron las JMJ: un esperpéntico desfile de esos de dictadura anacrónica que, para complacer a su sanguinario dictadorzuelo, saca una vez al año sus tanques comprados a occidente, sus soldados que sólo aguantan por dinero o por miedo (o por ambas), para escenificar una pomposa amenaza a fin de impresionar a los enemigos (que, al final, siempre suelen ser el tiempo, la felicidad ajena y la verdad frente a sus mentiras... enemigos que ningún tanque puede aplastar a la larga).

Pero la Iglesia siempre ha estado a la vanguardia de la violencia, el odio, la intolerancia. Y en Madrid lo demostraron. Especialmente cuando escucharon que los que antes se veían obligados a vivir encerrados ahora se atrevían a manifestarse abiertamente, respetuosamente, legalmente, como si ya no hiciese falta arriesgarse a morir para poder criticar sus excesos.

Vinieron a reventar nuestra marcha autorizada convocando a los jóvenes peregrinos, que supuestamente venían a regocijarse en su espiritualidad, a que se convirtiesen en agresores políticos que coartan la libertad de las supuestas minoría, como bien explica este artículo de Laicismo.org: Jóvenes de la JMJC convocaron a sus seguidores a la contramanifestación en Sol. La presencia de "peregrinos" no fue casual, estaba organizada.

Y la TDT Party, el Partido Popular y todo ese entramado activado para derrumbar al PSOE y a toda la izquierda, se puso a bailar fandangos. Los fandangos de la manipulación, en concreto. Un zapateo de mentiras aquí, dos braceos de manipulaciones allá, y un coro de turistas mirando embelesados su baile mentiroso.

Y con la larga escuela de la Iglesia en eso de agredir y luego hacerse las víctimas, los mártires, el entramado neofranquista jugó a que esto era la España Franquista, inculta y asustada de los 50: opresión y penita. En este spot se ve claramente su modus operandi.

Y mira tú por dónde, en mí vieron a la cabeza de turco perfecta para vender su "martirio". En una foto, concretamente.

Primero pusieron un video en el que se veía claramente cómo yo les daba la bienvenida con tono irónico a las teatreras niñas que, manipuladas por los curas y sus familias, jugaban a ser mártires en un estado que les protege, paga y mima. Es muy fácil jugar a esperar un martirio que sabemos que nunca llegará, a provocar con nuestra mofa de una lucha que sí es real, de homosexuales que sufrimos cada día el escarnio, insulto y persecución de la Iglesia, de mujeres oprimidas e igualmente perseguidas, de ateos insultados a los que sabemos que la policía y el estado sí ataca, discrimina y persigue. Ser un privilegiado que juega a ser oprimido es un insulto tan sangrante a los que no tenemos otra opción más que exponernos a los ataques que yo he venido sufriendo desde entonces que clama al cielo.

Desde ese día vengo recibiendo amenazas, insultos e injurias que iré detallando en posteriores entradas.

Tal ha sido el acoso en artículos difamatorios en La Gaceta, en Intereconomía, en ABC, en El Mundo, en twitter, facebook donde crearon un evento para intentar cerrar mi página, y en mil blogs cristofascistas que ocultaban la realidad para convertir en pobres víctimas a niños que fueron a reventar una manifestación como quien juega, que me tuve que dedicar exclusivamente a contestar a las injurias y mentiras y recabar la información necesaria para que mi abogado pueda emprender las acciones legales pertinentes.

Los zombies franquistas están aprovechando este caos, esta crisis, para intentar resucitar aquella España virulenta, cobarde, miserable. Pero no lo conseguirán. Esta vez, no.

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