Palabra de artivista

Rajoy y los gobiernos marioneta

Desde que la Comisión Trilateral crease a sus primeras marionetas neocon, Reagan-Thatcher, un verdadero éxito para eso de ir imponiendo el neoliberalismo voraz en el mundo, sus técnicas para permear los sistemas democráticos han mejorado una barbaridad. Baste ver el prodigioso modo en el que han invadido los países árabes vendiendo una gran revolución de libertad que, en realidad, ha interpuesto voraces dictaduras religiosas donde antes había gestiones más o menos eficientes de su riqueza. Ese proceso de utilizar internet, las redes sociales, una capa privilegiada de la juventud ansiosa por imitar lo que ve en elaboradas campañas en red, el fenómeno se llama "revoluciones de colores". El brillante Webster Tarpley lo estudió muy acertadamente en su ensayo Obama: el golpe de estado posmoderno. Desde entonces muchos lo han analizado, como podemos ver aquí:

Las "Revoluciones de Colores" son realmente un mecanismo de intervención extranjera indirecta, una expresión renovada de la vieja política de "cambio régimen" mediante la cual las grandes potencias occidentales han buscado, en aquellos países que revistan algún objetivo estratégico, cambiar los interlocutores hostiles o poco cooperantes por contrapartes más dóciles y complacientes a sus intereses.

En Europa ese proceso de contaminación de la vida política está siendo particularmente brutal. Y España está en Europa (ya hablaremos sobre los paralelismos de ciertos procesos del 15M y esas revoluciones de colores).

Por eso, cuando me preguntan: ¿y qué crees que hará la derecha ahora? Me maravilla que la ciudadanía crea que es el PP, o Rajoy, el que va a decidir sus recortes, actuaciones y ataques.

Del mismo modo que me ha maravillado la ausencia del más mínimo análisis global durante toda la campaña de estas últimas elecciones. La casi cómica miopía de los analistas que han ignorado obstinadamente las nuevas fuerzas transnacionales que nos están construyendo-destruyendo. Y eso que hemos tenido un tráiler a todo color en Italia y Grecia: "Próximamente en las mejores pantallas de la democracias... ‘el tecnócrata que vino del frio’... con dolby-surround y 3D".

Si me empeñé en aunar fuerzas de izquierdas y seguir haciéndolo a través del PSOE, fue porque lo que menos conviene a estas estrategias neoliberales son los gobiernos fuertes y centralizados (de izquierdas, claro, los otros son amigos de la oligarquía). Este conglomerado de intereses multinacionales, corporativos y bancarios necesitan estados fragmentados, lo más fragmentado posibles, con capacidades de respuesta lenta (ponerse de acuerdo cuando hay mil fuerzas es una pesadilla) que les permitan imponer su voz dominante.

Esa es la estrategia que han seguido en estados emergentes como Georgia o Chechenia. Les interesa mucho balcanizar los estados, los gobiernos, para imponer su impresionante maquinaria propagandística, sus voces pre-programadas que ahora corren como nuevas en internet y, finalmente, sus gobiernos marioneta.

Por eso atacaron tan brutalmente (a través del PP y los medios TDT Party) a Zapatero, un líder carismático y con capacidad de ilusionar que no parecía inclinarse ante su agenda, pero que al final ha tocado el suelo con su genuflexión. Nunca se recuperó de aquella papiroflexia ante Soros y Wall Street que le cambió para siempre. A partir de entonces dejó de explicar sus extrañas acciones, sus contradicciones, sus traiciones. Y el que calla otorga, y otorga, y otorga...

El broche fin de fiesta ha sido esa ristra de indultos y condecoraciones concedidas a los banqueros que le doblegaron mientras por otro lado dejaban abandonadas leyes sociales muy esperadas e importantes (como la Ley de Muerte Digna, Ley de Igualdad de Trato y No Discriminación o la Ley de Libertad Religiosa que forman parte de las Siete leyes sociales prioritarias abandonadas por el PSOE). Un triste fin de fiesta del que habrá que ver si se recupera el PSOE alguna vez.

Ahora falta ver cuánto estará dispuesto a doblar el espinazo Rajoy para complacer a "los mercados" (¡qué bonito eufemismo para designar a la oligarquía que lidera la Comisión Trilateral) y si aguantará en el gobierno o caerá inesperadamente víctima de una subida de tensión (de 380 puntos de prima de riesgo a 600 es una subida de tensión que podría matar a cualquier presidente... es el cáncer del siglo XXI. Y España tiene la tensión alta. Por no mencionar a Rajoy que ha nacido ya con la tensión por las nubes).

Pero Rajoy es un superviviente. O mejor dicho, como analiza certeramente mi adorado Los Genoveses, es un Bon Vivant. En palabras de la imprescindible biografía no autorizada que ha titulado Mariano Rajoy, la trayectoria de un bon vivant:

Mariano Rajoy Brey es probablemente el dirigente genovés que en los últimos 30 años más tiempo ha estado entretenido ocupando cargos públicos retribuidos de todo tipo y condición. Ni el mismísimo Fraga, restados sus largos años de colaborador entusiasta del General Franco durante su dictadura, puede competir con él.

Si nos atenemos a su curriculum Mariano ha sido de todo un poco y sin embargo, como luego se verá, por donde pasa no deja rastro de su presencia. Sigue siendo para la mayoría de los ciudadanos, votantes suyos incluidos, un tipo desconocido y si además nos atenemos a las encuestas tampoco parece que sea un personaje que genere grandes entusiasmos.

Así que en vista de esto yo no perdería demasiado tiempo en analizar su discurso de investidura. Es tan útil como medir el largo de las cuerdas que sujentan la marioneta. Nunca va a decirte en qué dirección va a mover la muñeca el marionetista. Que encima, probablemente esté manejado, a su vez, por otro marionetista.

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