Palabra de artivista

Sin izquierdas se trepa mejor

capitalismo-no-funcionaMe desespera estos últimos tiempos el entusiasmo con el que los más jóvenes  ---principales víctimas de estos recortes--- abrazan la disolución de fronteras ideológicas que la derecha está ejecutando con aplastante prepotencia. "Todos son iguales, la corrupción es cosa del poder, de izquierdas y derechas", te repite como un hipnótico mantra aprendido quien se presenta como antisistema.

Me lo decía con resuelta miopía un amigo bastante culto hace unos días: "no pierdas el tiempo defendiendo la izquierda, son todos iguales". Y no se daba cuenta de que sólo se está fijando en los beneficios económicos (que tampoco son precisamente espectaculares con la terrible gestión de la derecha) y no en la calidad de vida. De hecho me lo decía desde su expatriación forzosa para poder encontrar trabajo.

Pero no hay nada más sistémico que ese cómplice discurso que sólo afecta a la izquierda. Porque es un discurso de derechas, un discurso que nace en la "anti-política" y acaba en el peligroso "esto no es cuestión de ideologías, es cuestión de gestionar empresas". La tan cacareada "liberización" de los mercados para gestionar la vida pública como la privada (esto es: sin mecanismos de control democráticos).

Me ha costado mucho entender que la razón de la popularidad de ese mantra no es otra que la intención de subir en la escala capitalista lo más rápido posible. Y para ascender en el capitalismo el primer requisito es no tener ideología, no cuestionar el corrupto sistema, colaborar.

En el fondo la explicación es muy sencilla: en este sistema se trepa mucho mejor sin ideología. Y cuando digo ideología, por supuesto, me refiero a la de izquierdas. La de derechas nunca ha sido una ideología, es simple complicidad y obediencia ciega a los jerarcas. Ese entusiasmo con el que muchos cachorros del capitalismo abrazan el tercerposicionismo de grupos como UPyD, en realidad enmascara una cobarde y cómoda complicidad con el sistema al que dicen estar cuestionando. En grupos del 15M se ha visto este ramalazo capitalista que se preocupa más por conseguir trabajos, mejores condiciones en las hipotecas o un acceso más rápido a sus ebooks o videojuegos favoritos que ninguna alternativa a un sistema con el que han crecido.

Muchos y muchas sólo quieren que las cosas sigan siendo como en los años dorados de Zapatero en los que nadie se preguntaba a qué precio vivíamos los privilegiados de Europa, encerrados en nuestras murallas de primer mundo.

Sé que este mensaje no gustará a los más jóvenes que viven en la ezquizofrénica dualidad de quejarse hasta el victimismo por un sistema corrupto que, por otro lado, refuerzan con entusiasmo, repitiendo sus estrategias más capitalistas, apoyando la destrucción de sindicatos o negando la lucha de clases como algo del pasado, o estigmatizando a las voces disidentes e idealismos periféricos, presentados por la derecha como culpables de que la maquinaria no funcione tan bien.

Y si hay una estrategia capitalista, de derechas, esa es la que el PP está explotando hasta lo surrealista vía su monstruosa plataforma  mediática: "La izquierda es tan corrupta o más que la derecha, así que deshagámonos de esta inútil ideología de izquierdas y derechas y limitémonos a considerar todo como una empresa privada, un cortijo en el que no caben protestas, ni estructuras de izquierdas, ni sindicatos que dificultan los beneficios, ni rebeldías... resignémonos de una vez a que el sistema sólo funciona cuando unos pocos elegidos viven y el resto debe dejarse pisotear, explotar, humillar".

En el fondo de toda esta estrategia, subyace el anticomunismo del bloque capitalista-imperialista que inventó la terrible Operación Gladio para impedir a cualquier precio que la izquierda real gobernase o tuviese poder en Europa. Y una de las estrategias principales que desató la Operación Gladio --aparte de los atentados de falsa bandera y asesinatos atribuidos a grupos comunistas creados y financiados por ellos--- fue patrocinar, financiar e implantar la socialdemocracia a cualquier precio para cortar el paso de la izquierda real. Fue lo que se llama "el capitalismo de cara amable" (que no existe, es una falsedad). De eso sabe mucho el PSOE y Felipe Gonzalez. Y ahora parece que es la dirección que está tomando Podemos y Pablo Iglesias.

Triste forma de acabar el año y aliciente para luchar el nuevo por impedir esta disidencia controlada y el espejismo del capitalismo amable o el discurso reformista que tanto le sigue costando a IU, convertida en el monstruo a aplacar sea como sea.

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