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Posibles efectos positivos de la crisis

El presidente del Senado, Javier Rojo, propone habilitar los meses de enero y julio para que sus señorías trabajen. Su homólogo del Congreso, José Bono, se suma a la iniciativa para que no parezca que los diputados tienen menos ganas de dar el callo que los senadores. Es un efecto positivo de la crisis. Con más de 4 millones de parados y el debate abierto sobre los privilegios de sus señorías (especialmente sobre los derechos para percibir una jubilación íntegra con sólo 11 años de cotización), hay que dar muestras de empeño profesional.

Ya puestos, que habiliten también las primeras semanas de cada mes, ahora inhábiles. O conviertan su jornada de tres días semanales en los cinco más habituales en el resto del personal. Pero entonces la razón aducida hasta ahora para no trabajar en esas fechas (la Constitución establece esos periodos parlamentarios), que era la necesidad de tiempo para atender a los ciudadanos de sus circunscripciones, ¿ha dejado de ser una disculpa válida?

¿Será que gracias a la crisis habrá acuerdo para reformar la Constitución? No es creíble que abran el melón de la Carta Magna para poder  trabajar en enero y julio y no haya manera de lograr consenso para debatir otras cuestiones.

Por si al final se ponen a ello, ahí van unas ideas: la existencia de la Corona, los privilegios de la Iglesia católica, el derecho de sufragio de los extranjeros, la definición de las autonomías como nacionalidades en lugar de como naciones....

Mira que si al final esta crisis sirve para algo.

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